Evangelio viernes 28 de abril

Viernes 28 de abril de 2023 | Alejandra Castelblanco

28 de ABRIL del 2023

Evangelio según San Juan, capítulo 6, 52 - 59.

Viernes de la Tercera Semana de Pascua

Los judíos discutían entre sí, diciendo: "¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?". Jesús les respondió: "Les aseguro que si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no tendrán Vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día. Porque mi carne es la verdadera comida y mi sangre, la verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Así como yo, que he sido enviado por el Padre que tiene Vida, vivo por el Padre, de la misma manera, el que me come vivirá por mí. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron sus padres y murieron. El que coma de este pan vivirá eternamente". Jesús enseñaba todo esto en la sinagoga de Cafarnaún.

Meditación de Alejandra Castelblanco de Prieto.

"...y yo lo resucitaré en el último día"

Jesús parece decirnos: Mi Padre me envió al mundo con una misión definida y por una razón única: por amor a sus hijos. "Tanto amó Dios al mundo, que envió a su Hijo para salvarlo". Seguro han escuchado esta frase miles de veces, pues bien, Yo soy ese hijo, Yo vine al mundo, Yo cumplí mi misión de salvarlos al morir en la cruz. Pero Yo vencí a la muerte, resucitando y ese mismo regalo tendrán ustedes si comen de mi carne y beben de mi sangre. Si creen en Mí, y viven siendo consecuentes, darán testimonio y tendrán este Gran Regalo.

Que difícil debe ser vivir sin Dios, sin esperanza. Los caminos están definidos y uno libremente escoge si quiere una vida acorde a la vida cristiana o salirse de ella, o peor aún, vivir a veces como cristiano y a veces no, en otras palabras: siendo tibio. No es fácil ser radical, implica esfuerzo, sacrificio, pero también es cierto que trae tranquilidad en el alma, descanso en el corazón y sobre todo: Esperanza. Ahora que tengo a mi mamá en el cielo, veo con más esperanza la vida en el cielo, reencontrarse con los que han partido debe traer una profunda paz.

Querido Señor: Gracias por hacernos hijos del Padre, gracias por estar cerca nuestro, por enviarnos el Espíritu Santo, gracias por ser nuestro ejemplo y guía, gracias por darnos a la Santísima Virgen María, siempre dispuesta a escucharnos y acogernos. Gracias por regalarnos la esperanza, por tener siempre la posibilidad de volver a empezar, de enmendar el camino y hacer borrón y cuenta nueva. Gracias por el sacramento de la Reconciliación y el de la Eucaristía y gracias por el mejor regalo: la vida eterna junto a los que amamos en la tierra.

AMÉN

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