Evangelio lunes 27 de mayo

Lunes 27 de mayo de 2024 | Bernardita Marín Paul

27 de mayo de 2024

Evangelio según San Marcos 10, 17-27

Lunes de la octava semana del tiempo ordinario

En aquel tiempo, cuando salió Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?". Jesús contestó: "¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre.» Él replicó: "Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño.» Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: "Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, da el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego sígueme.» A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico. Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: "¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!» Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: "Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios." Ellos se espantaron y comentaban: "Entonces, ¿quién puede salvarse?" Jesús se les quedó mirando y les dijo: "Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo."

Meditación de Gonzalo Manzano González

"¡Qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero!"

Jesús parece decirme: Esta lectura te remece el corazón, ¿no es cierto? No solo a ti. El mundo de hoy no solo fomenta la generación de riqueza, sino que te obliga a hacerlo, o a vivir en la indigencia. Hoy quiero hablarte sin rodeos ni parábolas: si lo que necesitas para ser feliz es tener un mínimo de riquezas, entonces jamás lo serás, porque ese mínimo siempre subirá y subirá, y nunca lo alcanzarás. Eres tú mismo el que se pone esa vara. Sí, el que trabaja tiene derecho a comer, por lo que trabaja y afánate en que tu trabajo sea de excelencia, pero por ningún motivo pienses que eso te valida como persona. Entrega tu vida para gloria mía, y verás el cambio.

Me está costando mucho esta lectura. Estoy lejos de considerarme "rico", y a decir verdad, tampoco lo busco. Leo la lectura y creo que no se refiere a mí, pero luego esta frase termina por calar hondo cuando veo que muchas veces pongo mi confianza en mis medios económicos, en vez de confiar en Dios. "Si las aves del cielo tienen lo necesario, tanto más Él dispondrá lo que necesitemos", pero me cuesta tanto internalizarlo y vivir de esa forma. Entre el orgullo de ser autónomo, el regocijo de la autosuficiencia, termina por transformarse en soberbia, y no quiero eso para mi vida, ni tampoco que esta sea el ejemplo que traigo a mi casa.

Señor Jesús, hoy no quieres dejarme ir solo. Te veo recogiéndome mientras hago mi pataleta, me abrazas y calmas mi espíritu de quejas y berrinches. Es un hábito que debo formar, Señor, de saber abandonarme en tus manos, y entregar todo de mí en mi trabajo, pero con la certeza de que en realidad no controlo nada, y que eres Tú el que lleva el timón de la barca. Me cuesta ser así de sumiso, porque el hábito de cuidar de los míos transita pegado a la soberbia de querer prescindir de los demás para sostenerlos. Te abrazo Señor Jesús, hoy lloro cansado en tu regazo, porque luego de intentar y fracasar, reconozco que solo contigo hay calma y todo resulta bien.

AMÉN

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