Evangelio viernes 16 de septiembre
Viernes 16 de septiembre de 2022 | Alejandra Castelblanco16 DE SEPTIEMBRE DEL 2022
Evangelio según San Lucas capítulo 8, 1 - 3
Viernes de la Vigésima Cuarta Semana del Tiempo Ordinario
Santos Cornelio Papa y San Cipriano Obispo, Mártires. Memoria Obligatoria
Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres que habían sido curadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras, que los ayudaban con sus bienes.
Meditación de Alejandra Castelblanco de Prieto
"también algunas mujeres"
Jesús parece decirnos: la misión de evangelizar no está restringida solo a los hombres. Las mujeres cumplen un rol fundamental y aportan con su experiencia y manera de ver la vida, a la misión salvífica. Es importante distinguir, que aunque hombre y mujer son diferentes, son iguales en dignidad. La experiencia que tuvieron estas mujeres, no las dejó indiferentes, todo lo contrario, las movió a seguirme y anunciar la buena nueva, porque ellas mismas lo vivieron. Mi invitación, hoy, es a sentirse llamados a todos: nadie debe excluirse, hombre y mujer son diferentes en modalidad, pero iguales a los ojos de Dios: "sus hijos".
Cumplimos diferentes roles, sin embargo, el rol no es la identidad de la persona. El rol tiene que ver con el "hacer", la identidad tiene que ver con el "ser". Aun cuando un hombre y una mujer pueden hacer las mismas cosas, el modo de realizarlo es diferente, de ahí el aporte a la riqueza de la construcción del matrimonio, de la familia y de la sociedad. Esto lo repetimos mucho cuando nos toca guiar novios. Esa lucha estéril por quien es mejor o quien es más fuerte es sin sentido. Sentir que el hombre y la mujer se complementan es más constructivo y el diálogo es más fructífero. Así intentamos educar a nuestros hijos.
Querido Señor: qué maravilla la creación. Pensaste en todo, quisiste que fuéramos hombres y mujeres, diferentes en modalidad, pero iguales en dignidad. Tuviste un padre y una madre, ambos necesarios para la educación de un niño. Elegiste tus apóstoles y también te siguieron las mujeres. Tuviste a tu discípulo amado y también a tu Madre, que también es la nuestra. Gracias por cada detalle con que nos creaste, la manera de ser femenina y masculina que tanto aportan a la construcción del Reino. Enséñame a desarrollar mi femineidad en su totalidad bajo el ejemplo de María nuestra madre.
AMÉN