Evangelio sábado 4 de marzo
Sábado 4 de marzo de 2023 | Gonzalo Manzano4 DE MARZO del 2023
Evangelio según San Mateo capítulo 5, 43 - 48
Sábado de la Primera Semana de Cuaresma
Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos? Y si saludáis a vuestros hermanos solamente, ¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los gentiles? Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.
Meditación de Gonzalo Manzano González
"Amad a vuestros enemigos"
Jesús parece decirme: ¿encuentras difícil amar a tus enemigos? Imagínate el morir voluntariamente por una turba enardecida que te quiere ver morir colgado de un madero, y además, morir por los hijos de estos, y sus hijos, y otros tantos que reniegan de Ti, que ni siquiera te dan las gracias por haber derramado sangre para su salvación. Eso me pasó, y volvería a hacerlo sin dudarlo, porque mi amor por cada uno de ustedes, a lo largo de la historia, es infinito, como infinito es el Padre. Amar hasta dar la vida es ser perfecto, como el Padre que está en los cielos.
Esta frase se cuela por todos los espacios de mi corazón, pero quema y duele. Me miro como una persona que no guarda rencor, o eso creo. No me gusta la idea de masticar males antiguos, en parte porque los termino reviviendo una y otra vez, y también porque son nubes oscuras que tapan el sol que necesita mi alma. Pero reconozco que hay temas en mi propia historia que me son tan preciados, tan delicados, que quien se mete con ellos de mala forma, se gana ese rencor. No quiero vivir así, y de verdad quiero entregar, soltar esa mala onda. Creo que solo me queda rezar más y más, porque seguro que solo no podré soltarla.
Señor Jesús, hoy me acerco a Ti en oración humilde y sencilla, tal como el publicano que no podía levantar la cabeza en el templo, porque no se atrevía a ver a Dios. No me atrevo yo tampoco, y todas estas pequeñeces pesan toneladas en mi corazón. No quiero vivir con esa opresión en mi alma, porque siento que no puedo despegarme del piso. Mi Ideal Personal me llama a superarme día a día, y me cuesta vencer esos malos hábitos que me anclan e impiden alcanzarte en el Cielo. Que María me ayude a encontrar la fuerza para poder alzarme y llegar hasta Ti, Señor.
AMÉN