Evangelio sábado 28 de mayo

28 DE MAYO DEL 2022

Evangelio según San Juan capítulo 16, 23b - 28

Sábado de la Sexta Semana de Pascua

Aquél día no me harán más preguntas. Les aseguro que todo lo que pidan al Padre, él se lo concederá en mi Nombre. Hasta ahora, no han pedido nada en mi Nombre. Pidan y recibirán, y tendrán una alegría que será perfecta. Les he dicho todo esto por medio de parábolas. Llega la hora en que ya no les hablaré por medio de parábolas, sino que les hablaré claramente del Padre. Aquel día ustedes pedirán en mi Nombre; y no será necesario que yo ruegue al Padre por ustedes, ya que él mismo los ama, porque ustedes me aman y han creído que yo vengo de Dios. Salí del Padre y vine al mundo. Ahora dejo el mundo y voy al Padre".

Meditación de Gonzalo Manzano González

"No será necesario que yo ruegue al Padre por ustedes"

Jesús parece decirme: El Padre y Yo somos uno. Y habiendo Yo regresado con el Padre, lo que me piden a Mí, a Él se lo piden. Pidan lo que necesiten, y si está en nuestro plan para ustedes, llegará, porque Yo los amo, el Padre los ama. Quizás esto no lo entienden ahora, pero todo se clarificará al acercarse a Mí después de la muerte. No teman a la muerte, porque es la oportunidad de entender todo, y de decidir si quieren estar conmigo. Mientras, aprovechen de ampliar su razón y corazón, para que quepa más y más el amor que les tenemos.

Cuando leo esta lectura, veo el ánimo que Cristo nos transmite, las ganas que tiene Él de encontrarnos después del Juicio. Me llena el corazón esta invitación. Y mientras, nuestra vida concreta nos nubla la perspectiva de ver el panorama completo, y me hace pedir cualquier cosa, pero no necesariamente lo que me conviene. De pronto, quisiera un montón de cosas, que facilitarían mi vida, situaciones que según yo me convendrían más, pero que terminarían impidiéndome aprender algo que Él quiere que aprenda. Abandonarme en las manos del Padre es reconocerse niño ante Él, para que como buen Padre que es, me ayude a ser mejor.

Señor Jesús, te ofrezco mi vida, porque no sé bien qué es lo que Tú quieres de mí. Sigo intentando entender tu plan para mí, y a veces puedo ver partes de él, pero otras veces ando a tientas, buscando el sentido de todo. Señor, no me queda más que entregarme como niño, porque nada puedo sin tu ayuda. Matercita, tú sabes bien qué es lo que tu Hijo quiere para mí, y compartes mi naturaleza finita, por lo que te pido puedas velar por mis necesidades, y si así lo quiere el Padre, me eche una mano.

AMÉN