Evangelio sábado 20 de mayo

Sábado 20 de mayo de 2023 | Gonzalo Manzano

20 de MAYO del 2023

Evangelio según San Juan, capítulo 16, 23b - 28

Sábado de la Sexta Semana de Pascua

Aquél día no me harán más preguntas. Les aseguro que todo lo que pidan al Padre, él se lo concederá en mi Nombre. Hasta ahora, no han pedido nada en mi Nombre. Pidan y recibirán, y tendrán una alegría que será perfecta. Les he dicho todo esto por medio de parábolas. Llega la hora en que ya no les hablaré por medio de parábolas, sino que les hablaré claramente del Padre. Aquel día ustedes pedirán en mi Nombre; y no será necesario que yo ruegue al Padre por ustedes, ya que él mismo los ama, porque ustedes me aman y han creído que yo vengo de Dios. Salí del Padre y vine al mundo. Ahora dejo el mundo y voy al Padre".

Meditación de Gonzalo Manzano González

"Salí del Padre y vine al mundo. Ahora dejo el mundo y voy al Padre"

Jesús parece decirme: Esta es de las últimas oraciones que dije mientras estuve caminando con ustedes en la Tierra. Es la verdad de mi participación en la Trinidad y que, si bien vine al mundo para compartir con ustedes su naturaleza humana, Yo Soy, y comparto con el Padre y el Espíritu una misma naturaleza divina. Vine al mundo a enseñarles cómo es que las personas pueden amarse los unos a los otros, y amar a Dios a través de ese mismo amor. ¿Te gusta esa idea? Es porque fui Yo quien te amó primero, y por eso vine, porque te amo, y di mi vida por ese amor que te tengo.
Jesús se va de este mundo, es aquel momento donde toca despedirnos. Leer este evangelio me dio algo de pena, porque en verdad, hubiese gozado haber podido compartir con Él. Dada su resurrección, entiendo que Él ya no moriría nuevamente, porque la derrotó para siempre. ¿Habría sido mejor que se hubiese quedado y guiado los destinos del mundo para siempre? Creo que hubiese habido mucho menos dolor, menos sufrimiento a lo largo de estos dos mil años, pero también hubiéramos tenido mucha menos libertad, y tampoco hubiésemos tenido la oportunidad de vivir el amor que nace del Padre y que se anida en nuestro corazón.
Señor Jesús, me reconozco como Pedro en el Tabor cuando te despides de nosotros con estas palabras. Quisiera que te quedaras conmigo, de forma material y concreta, porque mi imperfección a veces sólo entiende tocando, viendo y oyendo. A veces tengo tan nublado el corazón, que esos ojos interiores, mis oídos del alma, dejan de verte y escucharte. Me cuesta verte a mi lado, y sólo por mi fe creo que estás aquí, acompañándote, recordando que me prometiste que estarías a mi lado Señor, ¡dame más fe, por favor! Es lo único que puede superar esa necesidad de verte y oírte. Limpia mis ojos, Señor, para verte a mi lado.

AMÉN

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