Evangelio sábado 20 de abril

Sábado 20 de abril de 2024 | Gonzalo Manzano

20 de abril de 2024

Evangelio según San Juan 6, 60-69

Tercer sábado del tiempo de Pascua

En aquel tiempo, muchos de los discípulos de Jesús dijeron: «Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?». Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: «¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y, con todo, hay algunos de entre vosotros que no creen». Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: «Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede». Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?». Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios».

Meditación de Gonzalo Manzano González

"Nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede"

Jesús parece decirme: Esto es la fe. Es un don, un regalo del Padre, dado gratuitamente a quien auténticamente lo pide porque quiere recibirlo. Por eso es que sé desde el principio quién cree, porque antes de tener fe, hay que pedírsela a mi Padre. Ustedes la llaman virtud teologal, porque junto con la esperanza y la caridad, son infundidas por el Padre para acercarse a Él. Cuando dije "pidan y se les dará", no me refiero a dinero o bienes materiales, sino a aquello que solo Yo puedo darles. Aprovechen de pedir más y más fe, pidan tener esperanza, pidan aprender a amar, porque así estarán más cerca de Mí.

Siempre he creído que el lenguaje de Jesús es duro. El mensaje habla de amor, de sacrificio y de olvidarse de uno mismo para salvar a los demás. En principio parece lleno de cosas lindas y alegrías, pero como nosotros somos dados a amarnos a nosotros mismos, a aprovecharnos de todo para estar mejor, y de cuidarnos aunque dañemos a otros, es que Cristo suena tan fuerte. Creo que para poder abrazar ese mensaje, es fundamental tener fe. Fe en que Dios de verdad nos ama y quiere salvarnos, y fe también en que Él no nos dejará solos mientras amamos, nos sacrificamos y nos olvidamos de nosotros. Lograr convencernos de esto parece ser el trabajo de toda una vida.

Señor Jesús, has abierto nuevamente mis ojos, me has compartido tu Sangre preciosa para lograr encontrarnos más allá de esta vida. Me has dado la oportunidad de elegirte libremente, sin obligarme, pero para eso, debo pedir esa fe. Quiero creer como el que más, porque elijo amarte sobre todo. Seguro que me falta muchísimo más por sacrificarme, por regalarme a los demás, tal como Tú lo hiciste en la Cruz, pero quisiera que tengas la certeza de que por más que pueda cuestionarme las cosas, no quiero dejar de creer. Elijo estar cerca de Ti, porque mi vida no tiene sentido si me alejo. Quiero abrazar tu Cruz y seguirte, en mi pequeñez, porque te amo, Señor.

AMÉN

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