Evangelio sábado 19 de febrero de 2022

Viernes 18 de febrero de 2022 | Gonzalo Manzano

19 de FEBRERO del 2022
Evangelio según San Marcos capítulo 9, 2 - 13
Sábado de la Sexta Semana del Tiempo Ordi17nario

Seis días después, Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan, y los llevó a ellos solos a un monte elevado. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas.
Y se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Pedro dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías".
Pedro no sabía qué decir, porque estaban llenos de temor. Entonces una nube los cubrió con su sombra, y salió de ella una voz: "Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo". De pronto miraron a su alrededor y no vieron a nadie, sino a Jesús solo con ellos. Mientras bajaban del monte, Jesús les prohibió contar lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Ellos cumplieron esta orden, pero se preguntaban qué significaría "resucitar de entre los muertos". Y le hicieron esta pregunta: "¿Por qué dicen los escribas que antes debe venir Elías?". Jesús les respondió: "Sí, Elías debe venir antes para restablecer el orden en todo. Pero, ¿no dice la Escritura que el Hijo del hombre debe sufrir mucho y ser despreciado? Les aseguro que Elías ya ha venido e hicieron con él lo que quisieron, como estaba escrito".

Meditación de Gonzalo Manzano González

"Este es mi Hijo muy querido, escúchenlo"

Jesús parece decirme: Es mi Padre hablándole directamente a Pedro, Santiago y Juan. Es un mandato directo, "escúchenlo". ¿Cómo es que tienen corazones tan duros, que ni siquiera con una orden directa del Padre, hacen caso? Pedro me negó tres veces luego de haber escuchado esto, de haberme visto transfigurado. Este fue el único momento en que me mostré en toda mi fuerza a los hombres, antes de morir y resucitar. Tú, si bien tus oídos no oyen al Padre ordenando que me escuches, sí te sientes llamado a escucharme. ¿Lo haces? ¿De verdad me escuchas? Y si lo haces, ¿por qué no actúas conforme a ello?

Este es el tirón de orejas que el Padre nos dejó a todas las cabezas duras que nos decimos discípulos de su Hijo. Hoy, es el Padre el que me llama la atención, porque en mi soberbia, presumo ser capaz de salir adelante prescindiendo de Él, cuando Cristo me repite una y otra vez, que nada somos sin el Amor de Dios. ¿Cuánto me va a costar ablandar mi cabeza y mi corazón, y empezar a abandonarme en las manos de Jesús? Él se pasa la eternidad esperándome y yo el muy fresco, me tomo todo el tiempo del mundo para cambiar. Claro, soy pecador y corto de vista, pero sabiendo lo que soy, me cuesta tanto acercarme a Él.

Señor Jesús, hoy me arrodillo para implorarte tu perdón. Soy pecador y nada puedo sin tu mano poderosa. Dependo de Ti para todo, y las pocas cosas que puedo controlar, o me alejan de Ti, o simplemente no las dirijo hacia Ti, perdiéndome en tonteras que no valen la pena. Pongo nuevamente mi vida en tus manos, y quiero de corazón ser arcilla en ellas, para que me moldees a tu voluntad. Doblega mi espíritu dominante y altanero, porque sólo me aleja de Ti, y eso es justo lo que menos quiero para mi vida. Madre Admirable, endereza este árbol torcido, para que vaya de a poco dando los frutos que tu Hijo espera de él.

AMÉN.

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