Evangelio sábado 14 de octubre
Sábado 14 de octubre de 2023 | Gonzalo Manzano14 de octubre del 2023
Evangelio según San Lucas capítulo 11, 27 - 28
Sábado de la vigésimo séptima semana del Tiempo Ordinario
Cuando Jesús terminó de hablar, una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo: "¡Feliz el seno que te llevó y los pechos que te amamantaron!". Jesús le respondió: "Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican".
Meditación de Gonzalo Manzano González
"Una mujer levantó la voz en medio de la multitud y le dijo"
Jesús parece decirme: Tal como luego que regresaran mis discípulos de su predicación, alabé al Padre lleno del Espíritu Santo, esta mujer pensó en la maternidad de María, movida a su vez por su propia maternidad. Ella pudo haber sido madre, abuela, una jovencita, pero la maternidad que la movió es la misma en todos los casos. Es algo intrínseco de la mujer, que la mueve a entregar su vida por sus hijos. Esa misma maternidad la tiene el Padre, que no conoce de sexos. Esa misma maternidad es el Amor del Padre, que me envió a Mí para salvación del mundo, y Yo ofrecí mi vida voluntariamente por ese mismo Amor.
Cuando escucho este Evangelio, no puedo evitar escuchar a esta mujer escapar de su propia comodidad para alabar a la Virgen y a través de ella a Cristo. Cómo me gustaría haber presenciado ese momento, porque esa exultación se impregna en el corazón y no creo que haya dejado a nadie indiferente. Hoy, me sigue pasando cuando en una conversación cotidiana, pequeña y aparentemente sin profundidad, surge una genuina invocación a Dios. En este mundo profano y falto de piedad, encontrar gente que aún llama a Dios y le agradece o le pide algo, es una experiencia que parece menor, pero que no es indiferente.
Señor Jesús, te alabo tal como esta mujer gritó para alabar a tu Madre y a Ti, tal como Pedro te reconoció como el Mesías. Quiero gritar a los cuatro vientos que quiero vivir mi vida basado en este amor por Ti, dando ejemplo al mundo de cuán importante es que podamos enfocarnos, aunque sea un poquito, en lo que realmente importa y, a través de ello, darte mayor gloria. Quiero que mi actuar sea ejemplo del amor que nos tienes, y que ese ejemplo sea un grito de adoración a Ti. Madre Admirable, te bendigo tal como aquella mujer, porque con tu Sí, nos abriste la posibilidad de redimirnos ante nuestro Creador.
AMÉN