Evangelio sábado 13 de abril
Sábado 13 de abril de 2024 | Gonzalo Manzano13 de abril de 2024
Evangelio según San Juan 6, 16-21
Segundo sábado del tiempo de Pascua
Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al mar, embarcaron y empezaron la travesía hacia Cafarnaún. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando. Habían remado unos veinticinco o treinta estadios, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el mar, y se asustaron. Pero él les dijo: «Soy yo, no temáis». Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra en seguida, en el sitio a donde iban.
Meditación de Gonzalo Manzano González
"Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra"
Jesús parece decirme: ¿Ves que cuando abrazas mi Cruz, cuando finalmente aceptas la Voluntad del Padre, llegas a puerto? Yo me acerqué a mis Apóstoles y ellos me reconocieron, aunque al principio les costó aceptar que era Yo. Y cuando abrieron su corazón para que pudiera entrar, inmediatamente llegaron a su destino. No es coincidencia, sino que es algo que Yo quiero para ustedes. La alegría que da el reconocerse pequeños ante Dios es concreta. Quiero que estén bien, que sean felices, y eso significa la felicidad verdadera.
Cada vez que Cristo dice "soy yo", me está impactando más. Se está llamando a sí mismo Dios, si Él es Yahvé, "Yo soy". Pero ahora además abre sus brazos para acogerme y enseñarme que no tengo nada que temer, y que cuando quiera ir hacia Él, de inmediato podré ver los frutos de esa búsqueda. Quiero tener esa fe me que hace moverme de verdad hacia Él. No quiero moverme vacilante ni pusilánime. Quiero ser decidido y avanzar hacia Cristo, con paso firme y recio. Las piruetas que ha estado dando mi vida este último tiempo me han mareado un poco, pero tengo la certeza de que esos pasos están dados de la mano de la Virgen y hacia su Hijo.
Señor Jesús, no tengo palabras para agradecerte todo lo que has hecho por mí. Soy pequeño y no tengo oportunidad de salir adelante sin Ti. Te pido la gracia de poder acercarme a Ti, porque quiero tocar tierra. Esta vida se esmera por confundirme a mí y a los míos, con cantos de sirena que muchas veces me hacen perder el rumbo. ¡Que pueda ver tu luz, Señor! Que mantenga el curso hacia Ti, y Tú como un faro, seas el camino que me ayuda a sortear las piedras que quieren destruir mi barca. Me tomo con cariño de la mano de María, porque si los tengo a ustedes nada he de temer.
AMÉN