Evangelio sábado 11 de febrero
Viernes 10 de febrero de 2023 | Gonzalo Manzano11 DE FEBRERO del 2023
Evangelio según San Juan capítulo 2, 1 - 11
Sábado de la Quinta Semana del Tiempo Ordinario
Nuestra Señora de Lourdes Memoria Obligatoria
Al tercer día se celebró una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús se encontraba
allí. También habían sido invitados a la boda Jesús y sus discípulos. Cuando el vino se
acabó, la madre de Jesús le dijo: Ya no tienen vino. Mujer ,¿eso qué tiene que ver conmigo? respondió Jesús. Todavía no ha llegado mi hora. Su madre dijo a los sirvientes: Hagan lo que él les ordene. Había allí seis tinajas de piedra, de las que usan los judíos en sus ceremonias de purificación. En cada una cabían unos cien litros. [ Jesús dijo a los sirvientes: Llenen de agua las tinajas. Y los sirvientes las llenaron hasta el borde. Ahora saquen un poco y llévenlo al encargado del banquete les dijo Jesús. Así lo hicieron. El encargado del banquete probó el agua convertida en vino sin saber de dónde había salido, aunque sí lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua. Entonces llamó aparte al novio y le dijo: Todos sirven primero el mejor vino y, cuando los invitados ya han bebido mucho, entonces sirven el más barato; pero tú has guardado el mejor vino hasta ahora. Esta, fue la primera de sus señales, y la hizo Jesús en Caná de Galilea. Así reveló su gloria, y sus discípulos creyeron en él.
Meditación de Gonzalo Manzano González
"Todavía no ha llegado mi hora."
Jesús parece decirme: Pan y vino se transforman en mi Cuerpo y mi Sangre. Si ustedes
necesitan de Mí, porque mi Cuerpo es verdadera comida y mi Sangre verdadera bebida. No es que Yo quiera reprender a mi Madre, porque en realidad la amo desde siempre. Sólo pasa que desde esta primera señal, ya todos sabían quien era, y comenzaba así mi predicación del Reino. Así, iniciar mi vida pública con una alusión tan directa a mi sacrificio por ustedes, es algo que marcó toda la predicación que hice durante mi paso por la tierra. Inicio mi Mensaje aludiendo a mi Sangre, y termino ofreciéndola por ustedes en la Cruz.
¡Cuántas lecturas tiene este texto! Me impresiona cómo todo lo que está pasando en esta
fiesta es testigo de Jesús. Los sirvientes que llenaron las tinajas, sirviendo silenciosos bajo
las instrucciones de Jesús, y que saben de dónde salió el vino; el encargado de la fiesta, que se da cuenta de la verdad; María, que intercede por los que sufren carencias. Cristo sufre también, porque desde siempre sabe que su misión terminará en la Cruz, pero que luego de su Resurrección, organizará todo para que ahora nosotros, los sirvientes que llenamos las tinajas, llevemos su mensaje y demos testimonio del milagro que es Jesús mismo.
Señor Jesús, me maravillo tal como el encargado de la fiesta, porque tu amor por nosotros no conoce límites. Podrías simplemente no preocuparte, porque hay cosas muchísimo más importantes que el bienestar de un puñado de personas. Pero Tú detienes tu caminar para dirigirnos la mirada, y escuchando a tu Madre, efectivamente te ofreces para ayudar a criaturas tan indignas de tu gloriosa intervención. No somos nada como para merecer tal inmenso sacrificio, pero sólo Tú eliges mirarnos e intentar aliviar nuestro dolor. Te adoro, Jesús, porque sin ti, nada soy. Madrecita, gracias por interceder por nosotros.
AMÉN.