Evangelio sábado 04 de febrero
Viernes 3 de febrero de 2023 | Gonzalo Manzano4 DE FEBRERO del 2023
Evangelio según San Marcos capítulo 6, 30 - 34
Sábado de la Cuarta Semana del Tiempo Ordinario
Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
El les dijo: "Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco". Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer. Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto. Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.
Meditación de Gonzalo Manzano González
"Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco"
Jesús parece decirme: Los envié de dos en dos para que juntos compartieran el gozo de cambiar corazones. Cuando ellos volvieron, me contaron todo lo que habían hecho. Cuando has ido a misiones, o cuando en la cotidianeidad de un almuerzo, te toca dar testimonio de Mí y cambias un corazón, es exactamente lo mismo que le pasó a mis Apóstoles. Y luego de esa alegría, toca descansar. Es lo que les pasará cuando dejen el mundo terreno, y se acerquen al Juicio Final. Si de corazón han puesto su vida al servicio de esta misión, el gusto de admitirlos al descanso eterno a mi lado será tan grande, que los ángeles cantarán por ustedes.
Encuentro muy lindo pensar que luego de caminar esta tierra, con todo lo bueno y lo malo, con los sacrificios que tuvimos que vivir, con esa cruz que Jesús nos invita a cargar, sí así resulta luego de nuestro juicio, nos tocará llegar a Paraíso y finalmente descansar, para siempre. Ese descanso, donde no hay más (ni nada menos) que Él, será el resto de la Eternidad para los que quieran elegirlo. Tengo certeza de que me tocará purgar todas mis miserias, que no son pocas, pero también sé que algún día, Él me dirá "ya está, entra conmigo a la fiesta". Esta es una visión que me llena de paz. No quiero dormirme en esa confianza, eso sí.
Señor Jesús, por favor, te ruego que cuando quieras llevarme contigo, y tal como decimos en la Eucaristía, no tengas en cuenta mis pecados, sino la fe de tu Iglesia. Comprendo que sólo tu Amor es gratuito, y no debo temer a tu justicia. Sea lo que sea que me corresponda limpiar de mi alma, lo acepto con gusto, pero enséñame el objetivo, para que con disciplina pueda purgar las manchas de mi alma. Mientras tanto, sacúdeme cada vez que me duerma en mi comodidad, esa que me impide seguir tu camino. Que no me quede pegado en la mediocridad de no hacer nada, y que tu Madre me susurre los consejos que te agradan, Señor.
AMÉN.