Evangelio miércoles 7 de febrero

Martes 6 de febrero de 2024 | Osvaldo Andrés Iturriaga

7 de febrero de 2024

Evangelio según San Marcos 7, 14-23

Quinto miércoles del Tiempo Ordinario

En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo: «Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír, que oiga.» Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola. Él les dijo: «¿Tan torpes sois también vosotros? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre, y se echa en la letrina.» Con esto declaraba puros todos los alimentos. Y siguió: «Lo que sale de dentro, eso sí mancha al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»

Meditación de Osvaldo Iturriaga Berríos

"Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre"

Siento como si el Señor me dijera "toda la creación de Dios es buena y pura. Todo fue creado para estar en armonía y equilibrio, para ser administrado con justicia y solidaridad. Nada externo al ser humano es malo; lo que convierte a las cosas en impuras o indeseables es la mirada y la intención con que las ves. Fuiste creado para ver todo con la mirada de Dios, que es el Amor, la compasión y el Perdón. Cuando miras con envidia, odio, rabia o resentimiento, son sentimientos que vienen de ti, no de las cosas o de las otras personas. Por eso, pide a tu Padre que te regale siempre mirar a través de su mirada.

En esta época en que es tan fácil, incluso en algunos casos se promueve, estar "indignado" frente a ciertas personas, situaciones o instituciones, el Señor me recuerda que estoy llamado a otra cosa, por más difícil y contraintuitivo que pueda ser. Y esto no por martirizarme, sino porque los sentimientos negativos, sobre todo hacia otras personas, son solamente responsabilidad mía, y solamente yo me enveneno al guardarlos. Por eso, debo estar muy atento a mantener esa pureza de corazón, aunque me tilden de ingenuo o tonto.

Señor Jesús, a veces es tan difícil seguir tu Palabra cuando todo lo que oigo a mi alrededor me invita a lo contrario. Pero sé también que si realmente creyera y pusiera en práctica esta Palabra, podría liberarme de tantas cargas, de tantos pesos y angustias que me auto impongo. Ayúdame a que mis pensamientos y sentimientos sean siempre puros, a no envidiar, no criticar ni poner mi orgullo por encima de todo, para que todo lo que haga o diga de testimonio de Ti y no de mis propios pequeños intereses. Regálame poder mirar a través de tus ojos.

AMÉN.

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