Evangelio miércoles 6 de marzo

Miércoles 6 de marzo de 2024 | Osvaldo Andrés Iturriaga

6 de marzo de 2024

Evangelio según Mateo 5, 17-19

Tercer miércoles de Cuaresma

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».

Meditación de Osvaldo Iturriaga Berríos.

"No he venido a abolir, sino a dar plenitud"

Siento como si el Señor me dijera "la ley y los preceptos de Dios no fueron hechos para constituir cargas pesadas, sino para liberarte de las cosas que te quitan libertad, que te esclavizan, que te alejan de tu felicidad que es justamente la voluntad de Dios. Por lo tanto, el sentido de cumplir los mandamientos no es cumplirlos porque sí, como un manual de buena conducta, sino que a través de ellos encuentres paz y plenitud al encontrarte con el Padre. Y al hacerlo, llenarte del amor y caridad con que el Padre mira al mundo y a la humanidad".

Gran parte de la educación católica que recibí en el colegio tenía que ver con "cumplir normas", lo cual hacía sentirme "bueno" al cumplirlas, incluso "mejor" que quienes no las seguían como yo. También, me hacía sentir mucha culpa cuando no las cumplía. Con el tiempo fui aprendiendo que el corazón del Evangelio es el amor a Dios y al prójimo, y no las normas en sí. Aun así, aún tengo muy internalizada esa soberbia de sentirme mejor, más bueno o más sabio que otros por hacer las cosas de tal o cual manera. Hoy el Señor me invita a seguir mi camino de conversión, eliminando de mi vida el juicio a los demás y actuando solamente por amor.

Señor, en este tiempo de Cuaresma ayúdame a volver los ojos a Ti, necesito tu ayuda y tu gracia para cambiar esas cosas que tengo tan arraigadas y que me impiden amar plenamente. Muchas veces me sorprendo en la misma actitud que yo critico de ciertas personas en la Iglesia, que es la de juzgar -y condenar- a otros por lo que hacen o no hacen. Ayúdame a tener la pureza de corazón para no establecer juicios, sino que mirar con tus ojos de amor y comprensión.

AMÉN

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