Evangelio miércoles 5 de octubre
Martes 4 de octubre de 2022 | Osvaldo Andrés Iturriaga5 DE OCTUBRE del 2022
Evangelio según San Lucas, capítulo 11, 1 - 4
Miércoles de la Vigésima Séptima Semana del Tiempo Ordinario
Un día, Jesús estaba orando en cierto lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, así como Juan enseñó a sus discípulos". El les dijo entonces: "Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino; danos cada día nuestro pan cotidiano; perdona nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden; y no nos dejes caer en la tentación".
Meditación de Osvaldo Andrés Iturriaga Berríos
"También nosotros perdonamos a aquellos que nos ofenden"
Siento como si el Señor me dijera "¿realmente perdonas a quienes te han ofendido? ¿O mantienes por semanas, meses o hasta años ese resentimiento guardado en tu interior? Perdonar es difícil, porque significa renunciar a tu ego, a tu sentido de justicia, a permitirte dejar de "tener la razón". Hay pocos gestos de amor verdadero como el Perdón, ya que estás devolviendo el bien por el mal, en forma gratuita, sin esperar nada a cambio... tal como el Padre, que es la fuente misma del Amor, te perdona a ti. Por eso, si quieres aprender a amar profundamente y de verdad, debes aprender a perdonar."
En esta época donde todos nos ofendemos con facilidad, y donde somos rápidos para condenar a quien comete un acto que nos parece reprobable, hablar de perdonar al que me ha hecho mal es casi una tontera, un acto de ingenuidad, hasta de dejarse pisotear. Y sin embargo, es una frase que repito cada vez que rezo el Padre Nuestro, sin detenerme a pensar en su sentido profundo. ¿Soy capaz de perdonar? Probablemente no. Excepto cuando he sido capaz de ponerme en las manos del Señor, y pedirle con insistencia que me dé la gracia de perdonar a quien me hirió. Por eso, sé que en sus fuerzas sí puedo hacerlo.
Señor Jesús, cuántas veces me acerco a ti pidiendo perdón por mis pecados y debilidades, y qué poco soy yo capaz de perdonar a quien me ofende -o a quien siento que lo hace. Necesito ponerme en tus manos para que en tus fuerzas pueda liberarme de todas las ataduras que me impiden mirar al otro con tus ojos, con tu compasión y cariño, para verlo nuevamente como un hijo de Dios y no como un "ofensor". Cuando rece el Padre Nuestro, la única oración que nos enseñaste, ayúdame a recordar y vivir verdaderamente que, para amar como tú, necesito aprender a perdonar.
AMÉN