Evangelio miércoles 31 de enero
Martes 30 de enero de 2024 | Osvaldo Andrés Iturriaga31 de enero de 2024
San Juan Bosco
Evangelio según San Marcos 6, 1-6
Cuarto miércoles del Tiempo Ordinario
Jesús se dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada y decía: "¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y esos grandes milagros que se realizan por sus manos? ¿No es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?" Y Jesús era para ellos un motivo de escándalo. Por eso les dijo: "Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa". Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de sanar a unos pocos enfermos, imponiéndoles las manos. Y Él se asombraba de su falta de fe. Jesús recorría las poblaciones de los alrededores, enseñando a la gente.
Meditación de Osvaldo Iturriaga Berríos.
"Jesús era para ellos un motivo de escándalo"
Siento como si el Señor me dijera "nadie que me quiera seguir realmente, va a poder quedarse cómodo en sus lugares y costumbres de siempre. Seguirme implica muchas veces ir en contra de las lógicas humanas, por lo que inevitablemente serás cuestionado, ridiculizado y hasta perseguido. No solo eso: tú mismo estarás tentado a adaptar a tus propios criterios todo aquello que te incomoda o escandaliza de mi Palabra. Pero mi mensaje es solo uno: que ames a tu prójimo como a ti mismo, y a Dios sobre todas las cosas, con todas las dificultades, renuncias e incomprensiones que esto conlleva. Pero es lo único que te hará verdaderamente pleno y libre.
Cuando leo cómo quienes más conocían a Jesús se "escandalizaban" de Él por las cosas que hacía o decía, me pregunto si quienes decimos creer en Él realmente lo seguimos en la totalidad de sus enseñanzas. Perdonar a quien te hizo mal; no juzgar ni condenar; compartir tus bienes; acumula riquezas eternas y no perecederas... parecen cosas tan contraintuitivas, tan radicales y alejadas de las ideas de "bien" del mundo actual, incluso de las que muchos recibimos en nuestra educación católica, que me pregunto si yo mismo comprendo a Jesús en toda su dimensión, o si también me escandalizo y termino negando o ignorando parte esencial de su palabra.
Señor Jesús, tu mensaje de amor y paz radical me apasiona, me hace querer llevarlo a todas partes y a todas las personas; creo que es la verdadera plenitud y salvación de la humanidad, que nos llevará a vivir como hermanos en lugar de individuos cada uno con sus propios intereses. Pero soy demasiado débil como para vivirlo en plenitud, me ganan el egoísmo, la comodidad, el miedo a perder lo que he construido. Ayúdame a confiar, a saber que seguirte implica muchas veces un camino incierto, pero que siempre termina en la alegría de la Resurrección.
AMÉN.