Evangelio miércoles 3 de agosto

Miércoles 3 de agosto de 2022 | Osvaldo Andrés Iturriaga

3 DE AGOSTO DEL 2022

Evangelio según San Mateo capítulo 15, 21 - 28

Miércoles de la Décimo Octava Semana del Tiempo Ordinario

Jesús partió de allí y se retiró al país de Tiro y de Sidón. Entonces una mujer cananea, que procedía de esa región, comenzó a gritar: "¡Señor, Hijo de David, ten piedad de mí! Mi hija está terriblemente atormentada por un demonio". Pero él no le respondió nada. Sus discípulos se acercaron y le pidieron: "Señor, atiéndela, porque nos persigue con sus gritos". Jesús respondió: "Yo he sido enviado solamente a las ovejas perdidas del pueblo de Israel". Pero la mujer fue a postrarse ante él y le dijo: "¡Señor, socórreme!". Jesús le dijo: "No está bien tomar el pan de los hijos, para tirárselo a los cachorros". Ella respondió: "¡Y sin embargo, Señor, los cachorros comen las migas que caen de la mesa de sus dueños!".
Entonces Jesús le dijo: "Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!". Y en ese momento su hija quedó curada.

Meditación de Osvaldo Andrés Iturriaga Berríos

"Mujer, ¡qué grande es tu fe! ¡Que se cumpla tu deseo!"

Siento como si Jesús me dijera "nunca pienses que debes dejar de pedirme y de acercarte a mí. No pienses que, porque no respondo en el tiempo o forma que esperas, no te escucho. Yo estoy ahí para todos quienes me llaman con fe sincera; yo, que fui humano como ustedes, me compadezco de tus sufrimientos y de tus angustias. Si crees de verdad en mí, en que tengo el poder de sanarte, yo estaré allí para alivianar ese peso que te aqueja, Yo estoy cerca de Uds.
en todo momento"

Siempre me ha llamado la atención este pasaje: ¿por qué Jesús rechaza en primera instancia el ruego de esta mujer? ¿La está probando? ¿Está agotado? Cualquier sea la razón, lo impresionante es que la insistencia de esta mujer logra que Jesús cambie de parecer. Esto me recuerda que la fe no es un camino pasivo, de esperar que la gracia de Dios me "llegue", sino que tengo que activamente buscar al Señor, insistir y perseverar sin perder la esperanza. Al final de esa perseverancia, está el rostro amoroso de Cristo.

Señor, muchas veces, tal vez la mayoría, me cuesta mucho entender tu palabra, cuál es tu voluntad para mí. Encuentro incluso signos contradictorios, que me hacen inmovilizarme. Te pido que me des la constancia y perseverancia para buscarte y llamarte, de modo de poder estar cerca de ti aún en medio de mis dudas y confusiones. Ayúdame a abrir el oído, para poder aprender a distinguir tu voz de entre la vorágine. Bendito seas por siempre mi Señor,

AMÉN

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