Evangelio miércoles 27 de abril

Miércoles 27 de abril de 2022 | Osvaldo Andrés Iturriaga

27 DE ABRIL DEL 2022

Evangelio según San Juan capítulo 3, 16 - 21

Miércoles de la Segunda Semana de Pascua

Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.» El que cree en él, no es condenado; el que no cree, ya está condenado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella, por temor de que sus obras sean descubiertas. En cambio, el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios.

Meditación de Osvaldo Andrés Iturriaga Berríos

"Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él"

Siento como si Jesús me dijera "yo me encarné, viví y prediqué entre ustedes, para que pudieran experimentar en forma directa la cercanía de Dios; para que vean con sus propios ojos que Dios no es un dios lejano, sino que está presente en la historia. Y para que ustedes, al conocerme a mí y mis obras, crean en mí y elijan libremente seguirme. Si me sigues, te prometo salvarte de todo eso que te ata, que te impide ser realmente feliz y que te aleja del mayor Bien, que es el encuentro con el Padre."

Este tiempo posterior a la Pascua de Resurrección siempre me recuerda no sólo la alegría de saber que Jesús resucitó, sino también que Él estuvo entre nosotros, y que realizó grandes obras por amor a nosotros. Pero junto con esta lectura me interpela: ¿qué hago yo con la salvación que me ofrece Cristo? ¿Vivo como si Él hubiera resucitado, o sigo mi rutina como si Jesús fuera algo accesorio en mi vida? Si no me aferro realmente a Él, difícilmente podré experimentar esa salvación.

Señor Jesús, en este tiempo que rememoramos con especial intensidad tu Resurrección, ayúdame a poder contemplarte, y vivir ese "gozo pascual", que no es una alegría ingenua sino la experiencia profunda de saberme amado por Ti. Quiero poder encontrarte sobre todo en medio de las dificultades y cruces que llevo, para que en Ti éstas se conviertan en causa de vida y alegría. Tómame de la mano, para nunca perder la esperanza y la paz de saber que Tú estás conmigo siempre, incluso cuando más me cuesta verte.

AMÉN

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