Evangelio miércoles 20 de julio

Miércoles 20 de julio de 2022 | Osvaldo Andrés Iturriaga

20 DE JULIO DEL 2022

Evangelio según San Mateo capítulo 13, 1 - 9

Miércoles de la Décimo Sexta Semana del Tiempo Ordinario

Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa. Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas. Les decía: "El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron. Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta. ¡El que tenga oídos, que oiga!".

Meditación de Osvaldo Andrés Iturriaga Berríos

"Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas"

Siento como si el Señor me dijera "la realidad del Reino de Dios es mucho más grande que lo que puede llegar a comprender el intelecto humano. Dios es infinito y eterno, por eso sus criterios y su forma de conducir la historia pueden ser incomprensible para tus capacidades limitadas. Por eso yo les hablé en parábolas, con imágenes sencillas y conocidas, para que pudieran vislumbrar distintos aspectos de esta realidad. Hoy te sigo hablando de la misma forma: por eso debes estar atento incluso a aquellas cosas que parezcan demasiado simples o cotidianas. A través de ellas te hablo para que puedas notar la presencia má en tu vida".

Muchas veces me cuesta mucho encontrar a Dios en medio de la vorágine de la vida diaria. Intento encontrar unidad o sentido a todo lo que veo a mi alrededor, pero quedo más confundido aún. Pero Jesús me habla con imágenes simples, tan sencillas que parecen casi ingenuas frente a mi necesidad de cuestionar, de intelectualizar, de poner en palabras complejas las grandes preguntas que tengo. Me llama a aceptar con humildad que hay cosas que nunca podré comprender, y que, en lugar de buscarlo en lugares o conceptos muy complejos, debo primero hacerlo en los acontecimientos sencillos de mi día a día.

Querido Señor Jesús, tu sabiduría es mucho mayor que la que yo podré obtener. Ayúdame a no querer comprender todo, sino ir conociendo poco a poco ese misterio eterno de tu Amor, sabiendo que nunca lo podré aprehender del todo. Sobre todo, ayúdame a buscar no tanto en el saber, sino en las cosas y personas que por cotidianas pasan desapercibidas, pero que, si estoy atento y con el oído abierto, son parábolas del día a día que me invitan a vislumbrar un poco más de ese rostro amoroso del Padre, que siempre está buscándome.

AMÉN

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