Evangelio miércoles 19 de abril

19 de Abril del 2023

Evangelio según San Juan capítulo 3, 16 - 21

Miércoles de la Segunda Semana de Pascua

¡Así amó Dios al mundo! Le dio al Hijo Único, para que quien cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mundo gracias a él. Para quien cree en él no hay juicio. En cambio, el que no cree ya se ha condenado, por el hecho de no creer en el Nombre del Hijo único de Dios. Esto requiere un juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Pues el que obra el mal odia la luz y no va a la luz, no sea que sus obras malas sean descubiertas y condenadas. Pero el que hace la verdad va a la luz, para que se vea que sus obras han sido hechas en Dios.»

Meditación de Osvaldo Andrés Iturriaga Berrios

"Dios no envió al Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que se salve el mundo gracias a él."

Siento como si el Señor me dijera "yo vine al mundo para que tú tengas una vida mejor y más plena. La Pascua es la muestra más patente de cómo los criterios humanos, aunque se les disfrace de lógica y justicia, pueden ser contrarios a los de Dios. Y de cómo los criterios de Dios, que pueden parecer absurdos para la mente humana, terminan triunfando incluso cuando todo parece estar definitivamente perdido. Dios es capaz de sacar vida de la muerte, victoria del fracaso, amor del odio y el desprecio. Esa es la forma de vida que Yo les vine a mostrar, para que vean qué es lo realmente valioso e importante".

Esta lectura trae a mi memoria una escena de la película "La Pasión", cuando Jesús ya ensangrentado y cargando la cruz, le dice a María "ve cómo hago nuevas todas las cosas". Él viene a salvarnos también de nosotros mismos, de las lógicas que nos hacen sufrir, ya sea por pesos que nos ponemos nosotros mismos, o por juicios que endilgamos a los demás. Hoy el Señor me recuerda que necesito ser salvado, que cada vez que caigo en la tentación de creerme que soy "bueno" por mis propios medios y que la salvación es para otros, le cierro completamente la puerta a que Él pueda actuar en mí y transformarme.

Querido Señor, gracias porque en este período de Pascua me recuerdas la esperanza de la Resurrección, la fe en que estás vivo y actuando en la Historia. Te pido la humildad de no olvidar mis propias limitaciones y caídas, para estar siempre con el corazón dispuesto a ser tocado y convertido por ti. Que mi ego y mi autosuficiencia desaparezcan, para que Tú puedas entrar y actuar a través mío. Ayúdame a ser un instrumento de salvación tuyo, aunque yo mismo no me dé cuenta.

AMÉN