Evangelio martes 7 de junio

Martes 7 de junio de 2022 | Juan Francisco Bravo

7 DE JUNIO DE 2022

Evangelio según San Mateo capítulo 5, 13 - 16

Martes de la Décima Semana del Tiempo Ordinario

Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿con qué se la volverá a salar? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres. Ustedes son la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad situada en la cima de una montaña. Y no se enciende una lámpara para meterla debajo de un cajón, sino que se la pone sobre el candelero para que ilumine a todos los que están en la casa. Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes, a fin de que ellos vean sus buenas obras y glorifiquen al Padre que está en el cielo

Meditación de Juan Francisco Bravo Collado

Así debe brillar ante los ojos de los hombres la luz que hay en ustedes

Siento que Jesús me invita: "Muéstrate. No como un animal de exposición. No como un fenómeno. No como un ejemplo a ser seguido por el otro. Muéstrate como mi madre muestra las maravillas que hizo en Ella el Poderoso. Porque esto no se trata de lo extraordinario que eres tú, sino que de cuánto hace contigo el amor del Padre que, partiendo de lo pequeño y limitado que eres, construye una luz que no se puede ignorar. Por eso eres la sal de la tierra, por eso eres la luz en la altura: por el amor que se manifiesta en Ti desde mi Padre".

Me sorprendo ante este texto porque llevo un buen tiempo trabajado en conquistar la autonomía y la libertad interior. ¿Por qué Jesús dice que nuestra luz debe brillar ante los hombres? Yo no quiero brillar para los demás: quiero brillar para mí y para el Dios que ve en lo secreto. No quiero pasarme la vida haciendo un show para que el resto lo vea. Pero cuando medito profundamente veo que la luz que Jesús nos pide que mostremos no somos nosotros mismos, sino que es nuestra unión con Él. Eso es lo que debo dejar brillar y ante lo cual el resto no puede dejar de atestiguar cuánto he recibido.

Querido Jesús: "Gracias por llamarme a que mi luz brille ante los ojos de mis hermanos. Quiero ofrecerte mi vergüenza y mi miedo. Mi vergüenza de saberme tan limitado y mi miedo de engañarme si llegara a creer que esta luz tuya es, en realidad, mía. Tómalos y haz con ellos lo que quieras. Ojalá que también sirva como luz para mis hermanos. Gracias por confiar en mí. Gracias por darme mi existencia así, tal cual es, con todos sus matices que la hacen tan compleja, tan profunda y bella. Quiero ser la sal del mundo.

AMÉN

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