Evangelio martes 5 de julio
Lunes 4 de julio de 2022 | Juan Francisco Bravo5 DE JULIO DEL 2022
Evangelio según San Mateo capítulo 9, 32 - 38
Martes de la Décimo Cuarta Semana del Tiempo Ordinario
En cuanto se fueron los ciegos, le presentaron a un mudo que estaba endemoniado.
El demonio fue expulsado y el mudo comenzó a hablar. La multitud, admirada, comentaba: "Jamás se vio nada igual en Israel". Pero los fariseos decían: "El expulsa a los demonios por obra del Príncipe de los demonios". Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y curando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: "La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha."
Meditación de Juan Francisco Bravo Collado
Trabajadores para la cosecha
"¡Cuidado aquí, con este texto! Porque muchos de ustedes se escudan en la vocación que discernieron para sentirse eximidos de trabajar en la cosecha. Tienen sus propios trabajos, sus familias, sus preocupaciones. "Que sean los curas quienes hagan ese trabajo... o al menos los sicólogos" dicen. Tú también caes en esto, hijo mío. Pero no sólo te escudas en eso, sino que también en tu pequeñez. Dices que, si fueras mejor, podrías servir mejor. Pero eso es falso. Sirve primero. No esperes a ser bueno para hacer el bien."
¿Qué puedo aportar yo? Ya he rezado muchas veces que, si hay pescadores de hombres, entonces yo soy pescador de peces. Porque con eso me identifico. Lo mío es lo concreto y tangible: poner pan en la mesa, traer negocios, coordinar... Pero veo que, si sigo esta lógica, me estoy engañando a mí mismo. Hoy quiero reconocer que también soy pescador de hombres, y que he acompañado muchas personas en su camino espiritual. Además, soy papá, esposo y amigo. Y la cosecha que me rodea es tan abundante, tan rica y fecunda... ¡que restarme de mi vocación profética y sacerdotal sería inexcusable!
Jesús: aquí estoy para servir contigo. Regálame fecundidad. Dame sabiduría y diligencia para que mi inmensa habilidad para inventar excusas no le gane a mi generosidad. Dame sencillez para que la fecundidad que me has regalado, y que quisiera que me sigas regalando, no me envanezca. Dame fidelidad para que pueda ponerte en el centro de mi vida. Esta semana voy a dar un pequeño primer paso y voy a hablar con sinceridad y apertura con mi mujer y mis hijos. Les voy a contar cuánto te quiero y cuánto me has regalado. Aunque sea un poco incómodo.
AMÉN