Evangelio martes 23 de abril

Martes 23 de abril de 2024 | Juan Enrique Coeymans

23 de abril de 2024

Evangelio según San Juan 10, 22-30

Cuarto martes de Pascua

Se celebraba en Jerusalén la fiesta de la Dedicación del templo. Era invierno, y Jesús se paseaba en el templo por el pórtico de Salomón. Los judíos, rodeándolo, le preguntaban: «¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si tú eres el Mesías, dínoslo francamente». Jesús les respondió: «Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, esas dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas. Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco, y ellas me siguen, y yo les doy la vida eterna; no perecerán para siempre, y nadie las arrebatará de mi mano. Lo que mi Padre me ha dado es más que todas las cosas, y nadie puede arrebatar nada de la mano de mi Padre. Yo y el Padre somos uno».

Meditación de Francisco Bravo Collado

"Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí"

Es como si Jesús me dijera: "Tú también. Yo dije que 'por sus obras los conoceréis'. Y ahora te digo a ti que 'por tus obras te conoceré'. Tú me preguntas si eres de los míos. Y yo te respondo: deja de preguntar y actúa. Actúa como si fueras de los míos y serás de los míos. Entonces, deja de decir y pensar cosas, y ejecuta lo que te habías comprometido a hacer. En la acción encontrarás la paz. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de Mí. Sé tú el sarmiento que da frutos. Deja de cuestionarte y entrégate al hacer. Hay momentos para reflexionar y pensar; y hoy es el momento de actuar."

Estoy muy cansado. Quisiera detenerme. Pero no están los frutos que espero. Debo seguir. Esto tiñe toda mi experiencia. Incluso cuando medito el Evangelio me parece que el Señor me restriega en la cara cuánta fecundidad me hace falta. Pero no me abandona, sino que me da una pista: la salida no es la inacción. La salida es hacia adelante. Más acción. Hoy quiero confiar en la intuición que tengo en el centro de mi corazón. La intuición que me dice que, aunque a veces me desespere, puedo continuar un poco más y confiar en Él y en mí.

Jesús, qué regalo más grande me estás dando al darme esta experiencia de vulnerabilidad. Quiero regalarte mi fidelidad aún cuando las cosas no resulten como yo quería. Tú eres el pan de vida y quiero unirme a Ti, con más fuerza aún, en estos momentos en que temo por mi sustento. Hazme recio, libre y apostólico. Recio para seguir avanzando aunque las ganas no me acompañen. Libre para elegir amarte y alabarte desde lo más profundo de mi ser en cada momento y en cada circunstancia. Y apostólico para que pueda invitar a mis hermanos a descubrir que el triunfo más grande al que podemos aspirar es ser de los tuyos.

AMÉN

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