Evangelio martes 22 de noviembre

Lunes 21 de noviembre de 2022 | Juan Francisco Bravo

22 DE NOVIEMBRE DEL 2022

Evangelio según San Lucas capítulo 21, 5 - 9

Martes de la Trigésima Cuarta Semana del Tiempo Ordinario

Santa Cecilia, Virgen y Mártir. Memoria Obligatoria

Como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: "De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido". Ellos le preguntaron: "Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va a suceder?". Jesús respondió: "Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: 'Soy yo', y también: 'El tiempo está cerca'. No los sigan. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin". .

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

"De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra"

Pareciera que el Señor Jesús nos dice: el templo de Jerusalén es la imagen de todo lo construido por Uds. mis discípulos y por todos los hombres. Cuando Uds. creen estar construyendo para siglos y siglos, pero se cae todo, y lo que era causa de orgullo se transforma en cenizas. No es un castigo por lo que hacen, sino que esta caducidad debe llevarlos a mirar la vida en la perspectiva de la vida eterna, llamados a vivir para siempre con nosotros en la Trinidad donde los espera, no la muerte sino el misterio de ser amados infinitamente.

A veces siento que me acerco al misterio de la eternidad con una visión mítica, como si la vida eterna tuviera un tiempo y un espacio cuando es una situación existencial. El amor que he recibido en mi vida de parte de mis seres queridos, me hace pregustar lo que será el cielo: Dios queriéndome, perdonándome, no recordando mis pecados y pequeñeces, sino la misericordia del Padre , el cariño divino humano de Jesús, y las alegrías del Espíritu Santo.

Señor Jesús, te doy gracias por recordarme con mucha verdad que estamos llamados a la vida eterna. Gracias Señor por recordarme lo esencial de nuestra fe que debería ser una verdad permanente en mi corazón. No para vivir desarraigado de lo terreno, de los trabajos cotidianos, sino para realizar lo que tengo que hacer con la alegría llena de esperanza de lo eterno. Así Señor, no eres un ícono en una muralla, sino una compañía permanente con la cual preparamos el cielo. Bendito seas Señor ahora y siempre.

AMÉN

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