Evangelio martes 21 de febrero

21 DE FEBRERO DEL 2023

Evangelio según San Marcos capítulo 3, 30 - 37

Martes de la Sexta Semana del Tiempo Ordinario

"Y saliendo de allí, iban caminando por Galilea; él no quería que se supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: «El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; le matarán y a los tres días de haber muerto resucitará.» Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle. Llegaron a Cafarnaúm, y una vez en casa, les preguntaba: «¿De qué discutíais por el camino?» Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor. Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: «Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos.» Y tomando un niño, le puso en medio de ellos, le estrechó entre sus brazos y les dijo: .«El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado.»"

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

«Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos

Pareciera que el Señor Jesús nos dice: las categorías del Reino de los cielos no son las categorías del mundo. Yo vine para mostrarles otras formas de vivir, de relacionarse y de manejarse. Por esos hay que fijarse en que nos mueve en la vida: si ser importante, si ser poderoso, si ser rico o si ser sencillo, misericordioso, comprensivo, servicial, cariñoso. La tarea de Uds. mis discípulos es imitarme, porque Yo me prolongo en el tiempo a través de Uds hijos queridos.

A veces tenemos la tentación de creer e imaginarnos que el estilo de vida de Jesús no nos llevará a la felicidad, sino a la complicación. Y es cierto: cuando uno hace el experimento de comportarnos como Él tenemos unas alegrías inmensas, y eso robustece nuestra relación con Jesús. Sus palabas adquieren la fuerza de todo lo que nos hace más felices, y nos damos cuenta, que la receta de la felicidad es la imitación de Jesús en todas nuestras acciones de cada día.

Querido Señor Jesús, te adoro humildemente y me inclino ante Ti para reconocerte como mi Dios y Señor. Todo lo que Tu deseas de nosotros es que lleguemos un día al cielo para vivir contigo eternamente, y cosa misteriosa, tus enseñanzas son para hacernos felices en esta vida y en el Reino Futuro e infinito de los Cielos. Señor regáñame la gracia de recordar cada día que vivir el estilo del evangelio en nuestras acciones, es lo más hermoso que nos puede suceder en nuestras vidas.

AMÉN