Evangelio martes 18 de julio
Martes 18 de julio de 2023 | Juan Enrique Coeymans18 de Julio del 2023
Evangelio según San Mateo capítulo 11, 20 - 24
Martes de la Décimo Quinta Semana del Tiempo Ordinario
Jesús comenzó a recriminar a aquellas ciudades donde había realizado más milagros, porque no se habían convertido. "¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si los milagros realizados entre ustedes se hubieran hecho en Tiro y en Sidón, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y cubriéndose con ceniza. Yo les aseguro que, en el día del Juicio, Tiro y Sidón serán tratadas menos rigurosamente que ustedes. Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno. Porque si los milagros realizados en ti se hubieran hecho en Sodoma, esa ciudad aún existiría.
Yo les aseguro que, en el día del Juicio, la tierra de Sodoma será tratada menos rigurosamente que tú".
Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria
Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo?
El Señor Jesús pareciera decirnos en esta escena de su vida predicando: "Soy misericordioso, pero a los obstinados que son inmisericordes, que no son agradecidos, y que miran con desprecio a los que Yo he bendecido, acarrean sobre sus espaldas una mochila de pecado y de ingratitud permanente que Yo abomino. La pequeñez asumida, aceptada y reconocida, es bendecida por Mí y por el Padre, pero la ingratitud, la superficialidad, la obstinación en las ideas propias y la no aceptación de mis palabras, no serán tratadas con misericordia."
Cuando miro a los que Jesús encuentra dignos del infierno, tiendo a pensar en los demás, y no aplico estas palabras para mí mismo. Yo soy un pecador mal agradecido, que caigo en los mismos pecados, y no hago un esfuerzo serio para ser alguien agradecido y que trabaja en superar su pequeñez con humildad. De verdad las palabras de Jesús no son solo para los que recibieron su Palabra hace dos mil años, sino que también son para mí en este tiempo, para vivir de acuerdo a los deseos de Jesús, y no de mi persistencia en el error y la soberbia.
Señor Jesús, te bendigo y te adoro de todo corazón, porque rechazas el corazón orgulloso, confiado en sí mismo y no en la fuerza del Espíritu Santo, que es el don que nunca se nos negará cuando lo solicitemos. Ayúdame a vivir con una imploración permanente al Espíritu Santo, porque así podré acercarme al Dios de la vida con sencillez y gratitud. Señor, perdona tantas infidelidades para contigo y dispón mi corazón para estar en permanente unidad sencilla y simple con María y contigo en la Trinidad Santísima,
AMÉN