Evangelio lunes 7 de agosto
Lunes 7 de agosto de 2023 | Bernardita Marín Paul7 de Agosto del 2023
Evangelio según Mateo capítulo 14. 13 - 21
Lunes de la décimo octava semana del Tiempo Ordinario
Al enterarse de eso, Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie. Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos. Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron: "Este es un lugar desierto y ya se hace tarde; despide a la multitud para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos". Pero Jesús les dijo: "No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos". Ellos respondieron: "Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados".
"Tráiganmelos aquí", les dijo. Y después de ordenar a la multitud que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.
Meditación de Bernardita Marín Paul
"Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella,
curó a los enfermos"
Creo que el Señor me quiere decir, mira a tu alrededor y verás todas las necesidades que hay. Miseria, pobreza, necesidades físicas y espirituales. Es necesario que mires esta realidad y actúes. Enseña además a tus hijos a empatizar con esto, para que ellos también cumplan con su misión en la vida. Es más fácil vivir de espalda a esto, pero quiero decirte que actuar por compasión es digno y da dignidad a todo ser humano. El mismo amor que les tengo a todo ser humano lo deben tener ustedes.
En esta lectura, el Señor me llama a compartir más allá de las puertas de mi casa, la necesidad es tanta e infinita que me duele y me paraliza. Siempre hay algo que dar y compartir, pero no logro balancear para que sea equitativo. Siento que mientras más nos protegemos, más nos alejamos de este gran llamado que nos hace Jesucristo a sentir compasión por el sufrimiento ajeno, y actuar tras ello. Debo tomarme en serio el amor al que sufre, y que necesita ayuda y misericordia.
Señor quiero desarrollar mi espíritu y ver el sufrimiento y necesidad del otro y saber además que Tú vas de la mano, con nosotros, somos Tú, si queremos serlo. Es un camino de misericordia el que debemos recorrer y Tú acompañas multiplicando ese amor y desprendimiento y regalando mucho más de lo que necesitamos. Quiero participar de esta realidad, salir de mi zona de confort y no tener miedo a lo que se me pedirá. Por esto te ruego Señor. Que así sea.
AMÉN