Evangelio lunes 6 de mayo

Lunes 6 de mayo de 2024 | Bernardita Marín Paul

6 de mayo de 2024

Evangelio según San Juan 15, 26 — 16, 4a

Lunes de la sexta semana de Pascua

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. Os he hablado de esto, para que no os escandalicéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho».

Meditación de Bernardita Marín Paúl

"(...) el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre"

Creo que el Señor me quiere decir: "Les dejo lo más preciado: el Espíritu de la verdad, que está contigo y dentro de ti. Es un guía permanente en las cosas de Dios, acompaña, revela, calma, da la sabiduría divina, proporciona fortaleza y consejo. Además, otorga profundidad y madurez para entender el camino hacia la redención. Actúa desde el corazón, empapando toda la persona, su conciencia y razón. Te dará un juicio recto sobre los acontecimientos y las cosas. Me quedo con ustedes y en plenitud dentro de tu corazón, para que me oigas, dialogues conmigo y yo sea tu guía y descanso".

Me siento agradecida por nuestro Señor, por cómo me conoce y sabe cuánto de Él necesito. Lo necesito dentro de mi corazón para llenarme del espíritu de caridad. Es un amor que me mantiene alerta para tender la mano cuando es necesario. El Espíritu me abre al ser humano, al desvalido, al que tiene hambre, al anciano que necesita compañía. Es un amor desinteresado que me llena y da un sentido profundo a mi vida. Nace del Espíritu enviado por el Padre a mi vida cotidiana.

Señor, ábreme a tu Espíritu divino. Quiero cobijarlo y cuidarlo para cumplir con la vocación a la cual Tú me llamaste. Esta vocación abarca todo mi ser y deseo ser siempre consecuente con tu llamado. Hazme fuerte para resistir todo desamor, incluso cuando no me vean, y frente a las injusticias porque no me aman. Quiero ser un puente vivo para entregar ese amor vital que me regalaste. Gracias por el gran regalo que llegó a quedarse conmigo, abrigando la esperanza de que siempre la vida será buena desde tu mano amorosa y digna. Que así sea.

AMÉN

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