Evangelio jueves 8 de diciembre
Jueves 8 de diciembre de 2022 | Sebastián Castaño8 de DICIEMBRE DEL 2022
Evangelio según San Lucas capítulo 1, 26 - 38
Solemnidad de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María.
El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen era María. El Ángel entró en su casa y la saludó diciendo: "¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel le dijo: "No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús;
él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin". María dijo al Ángel: "¿Cómo puede ser eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?". El Ángel le respondió: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios". María dijo entonces: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho". Y el Ángel se alejó.
Meditación de Sebastián Castaño Fueyo
"¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo"
Jesús parece decirnos: Alégrense, que Yo estoy con ustedes, fielmente y en todo momento. Quiero que den fruto, todos y cada uno; vivan con esa esperanza. Reconozco completamente tu pequeñez, pero para mi no hay nada imposible... sólo necesito tu sí, tu corazón dócil y tu confiada valentía para ser mis manos. María, pequeña como cualquiera de ustedes, aun desconcertada se dejó guiar por el Santo Espíritu, con fe, alegría y esperanza. Así como a ella, yo los quiero rodear con el Espíritu Santo, y guiarlos hacia una vida plena. ¡Alégrate!
Quisiera poder decir Padre aquí estoy, de una forma más como lo hizo María. Quisiera ser más desprendido para seguir a Cristo. Este Evangelio nos recuerda que no importa nuestra pequeñez, sino que nuestra fe, esperanza y alegría para seguir a Cristo. Él nos promete que su carga es liviana. Pero caigo en la tentación de justificar acciones o decisiones, en cálculos racionales buscando certezas mundanas, que claramente no sirven en la dimensión de Dios. Si María se hubiese aferrado a su pequeñez y a la racionalidad humana no habría logrado abandonarse, con alegría y confianza, en las manos de Dios.
Padre bueno, ayúdame a no aferrarme a falsas certezas que me impiden abandonarme confiadamente en ti. Gracias, María por tu si a Dios, por traer a Jesús a este mundo. Gracias María por mostrarnos el camino de la fe, de la alegría y la esperanza. Regálanos María un corazón como el tuyo, atento a escuchar y dispuesto a acoger la Palabra de Dios. María, hoy te pido que intercedas especialmente por aquellos amigos que están pasando momentos difíciles, por enfermedad de ellos o sus hijos, llévales a ellos la presencia de tu hijo Jesús.
AMEN