Evangelio jueves 24 de febrero
Jueves 24 de febrero de 2022 | Sebastián Castaño24 de FEBRERO DEL 2022
Evangelio según San Marcos capítulo 9, 41- 50
Jueves de la Séptima Semana del Tiempo Ordinario
Jesús dijo a sus discípulos: «Les aseguro que no quedará sin recompensa el que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que ustedes pertenecen a Cristo. Si alguien llegara a escandalizar a uno de estos pequeños que tienen fe, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo arrojaran al mar. Si tu mano es para ti ocasión de pecado, córtala, porque más te vale entrar en la Vida manco, que ir con tus dos manos a la Gehena, al fuego inextinguible. Y si tu pie es para ti ocasión de pecado, córtalo, porque más te vale entrar lisiado en la Vida, que ser arrojado con tus dos pies a la Gehena. Y si tu ojo es para ti ocasión de pecado, arráncalo, porque más te vale entrar con un solo ojo en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos a la Gehena, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga. Porque cada uno será salado por el fuego. La sal es una cosa excelente, pero si se vuelve insípida, ¿con qué la volverán a salar? Que haya sal en ustedes mismos y vivan en paz unos con otros».
Meditación de Sebastián Castaño Fueyo
Porque cada uno será salado por el fuego. La sal es una cosa excelente, pero si se vuelve insípida, ¿con qué la volverán a salar? Que haya sal en ustedes mismos...
Jesús parece decirnos: por la gracia de Dios Padre ustedes han sido salados, es decir, han recibido de la Palabra, los Sacramentos, y del Espíritu Santo un sabor único y original que los define a cada uno. Estén vigilantes para cuidar ese tremendo regalo del Padre, atesórenlo y dejen que habite en sus corazones, para que vivan en paz. Necesitan hacer esfuerzos y sacrificios, que son como fuego que purifica su corazón, para que no vayan a perder ese sabor que Dios les ha regalado.
Hoy Jesús me llama a detenerme para meditar profundamente en aquellas situaciones, circunstancias, comportamientos y cosas que me alejan del amor de Dios y que en definitiva me hacen perder ese sabor que, por la gracia de Dios, he recibido. Me doy cuenta de que no me resulta natural hacer ese examen de conciencia... necesito humildad, valentía y disciplina para hacerlo. Al mismo tiempo, también pensar en lo que me acerca y me deja un buen sabor. Luego hacer los esfuerzos y sacrificios, para desechar lo malo y cultivar lo bueno.
Querido Jesús, gracias por dejarnos tu ejemplo de entrega y fidelidad infinita a Dios. Fuiste manso y misericordioso en muchas circunstancias, pero también fuiste enérgico y duro con todo(s) aquello(s) que iba en contra de la voluntad de tu Padre. Fuiste resistente a toda tentación, sin relativizar. Y lo hiciste por amor al Padre y a tus hermanos, y así diste gloria a Dios. Sólo quisiera tener un poco de esa fortaleza, entrega y humildad, para finalmente no quedarme sin sabor. Con María te lo pido Señor.
AMÉN