Evangelio domingo 8 de octubre

Domingo 8 de octubre de 2023 | Juan Francisco Bravo

8 de octubre del 2023

Evangelio según Mateo 21, 28 - 32

Domingo de la vigésimo séptima semana del Tiempo Ordinario

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último, les mandó a su hijo, diciéndose: "Tendrán respeto a mi hijo." Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: "Este es el heredero, venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia." Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?». Le contestaron: «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos». Y Jesús les dice: "¿No habéis leído nunca en la Escritura? La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular." Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente". Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.»

Meditación de Juan Francisco Bravo Collado

"Respetarán a mi hijo"

Es como si Jesús me estuviera diciendo: "Tú crees que eres de los elegidos. Tú te sientes tan protegido por tu misa dominical, por tu meditación una vez a las quinientas, porque llevas un Rosario metido en el bolsillo o porque lo dejaste colgando del espejo retrovisor. Y todo eso no te vale de nada. Lo único que vale es que cuando el propietario venga, tú lo recibas con justicia, y le entregues lo que merece. Y que respetes a su hijo."

¡Qué fuerte encuentro esta parábola! El propietario manda a su propio hijo, pensando que los arrendatarios lo van a respetar, pero se equivoca: los arrendatarios lo matan. Me da rabia pensar en los fariseos de esa época, en los sacerdotes... Me los imagino en sus sillones mullidos, pasándolo bien, propagando su poder. Y me doy cuenta de que yo soy exactamente igual. Que soy capaz de hacer las atrocidades más grandes, y aun así creerme de los que están del lado de Dios. Me da vergüenza. Me apena ver que, muchas veces, mi fe no es más que un conjunto de prácticas exteriores que no toca mi corazón.

Jesús, Tú eres el hijo del propietario. Cuando el dueño de la viña te envíe a buscar lo que es suyo, permíteme no solo entregarle la parte de la cosecha que le corresponde, sino que además déjame atenderte como a un amigo. Perdóname por todas las veces que reniego de ti, y que no me porto como tu amigo. Enséñame a trabajar con sencillez, y a entender que lo que se me dio es para que lo cuide –incluso lo que más quiero, y que siento más mío- no es necesariamente mío, sino que es Tuyo.

AMÉN

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