Evangelio domingo 5 de marzo

Domingo 5 de marzo de 2023 | Juan Francisco Bravo

5 DE MARZO DEL 2023

Evangelio según San Mateo capítulo 17, 1 - 9

Domingo Segundo de Cuaresma

Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, el hermano de Jacobo, y los llevó aparte, a una montaña alta. Allí se transfiguró en presencia de ellos; su rostro resplandeció como el sol, y su ropa se volvió blanca como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías conversando con Jesús. Pedro le dijo a Jesús: —Señor, ¡qué bueno sería que nos quedemos aquí! Si quieres, levantaré tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Este es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él. ¡Escúchenlo!» Al oír esto, los discípulos se postraron sobre su rostro, aterrorizados. Pero Jesús se acercó a ellos y los tocó. —Levántense —les dijo—. No tengan miedo. Cuando alzaron la vista, no vieron a nadie más que a Jesús. Mientras bajaban de la montaña, Jesús les encargó: —No le cuenten a nadie lo que han visto hasta que el Hijo del hombre resucite.

Meditación de Juan Francisco Bravo Collado

Su rostro resplandeció como el sol y su ropa se volvió blanca como la luz

Jesús diciéndome desde el Tabor: "Levántate. No tengas miedo. Esto que has experimentado, este rostro luminoso, estas vestiduras blancas, estos profetas que se presentan en la montaña, estas ganas de quedarte aquí en oración, todo esto viene a transformarte y darte fuerzas para que actúes en tu vida cotidiana. Así que no temas. No temas que esto sea un chispazo de luz que vas a olvidar. Por el contrario, deja que esta luz te transforme. ¡Y despeja el campo para que el Espíritu Santo actúe en ti! Porque no va a actuar si tú no estás haciendo lo necesario. Endereza los caminos del Señor. Prepárate. Y deja que el milagro lo haga Yo."

He experimentado epifanías en la montaña. En ellas algo interno me renueva y me da fuerzas. Pero después, cuando he vuelto a lo cotidiano, me ha resultado difícil mantener el ardor que sentí arriba. Y se han desdibujado los propósitos que había hecho ante el rostro luminoso de Jesús. Hoy rezo y pido voluntad. Quiero tener la voluntad de sostener los sueños que surgieron en mis epifanías. Para eso pido la ayuda del Espíritu Santo. Y además me preparo diligentemente. Utilizo mis herramientas: mi horario espiritual, mi calendario, mi lista de tareas. Y también me apoyo en las personas que me rodean y pueden ayudarme. Así permito que el Espíritu Santo me encuentre disponible como tierra fértil.

Jesús, envía tu Espíritu sobre mí. Gracias por haberlo enviado en algunos momentos de oración, de meditación o de encuentro contigo. Pero ahora lo necesito acá abajo, en lo cotidiano. Envíalo a mi escritorio del trabajo. A las llamadas con mis clientes y a mis reuniones. Que se haga presente en medio de mis hijos que me piden algo cuando yo estoy tratando de concentrarme en otra cosa. Tráelo a mi intimidad con mi esposa. Que venga y se haga presente en el encuentro con mis amigos y familiares. Yo me comprometo a organizarme para que haya un campo disponible para tu semilla.

AMÉN

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