Evangelio domingo 29 de mayo
Domingo 29 de mayo de 2022 | Juan Enrique Coeymans29 DE MAYO DEL 2022
Evangelio según San Lucas capítulo 24, 46 - 53
Solemnidad de la Ascensión del Señor
Jesús les dijo: "Todo esto estaba escrito: los padecimientos del Mesías y su resurrección de entre los muertos al tercer día. Luego debe proclamarse en su nombre el arrepentimiento y el perdón de los pecados, comenzando por Jerusalén, y yendo después a todas las naciones, invitándolas a que se conviertan. Ustedes son testigos de todo esto. Ahora yo voy a enviar sobre ustedes lo que mi Padre prometió. Permanezcan, pues, en la ciudad hasta que sean revestidos de la fuerza que viene de arriba". Jesús los llevó hasta cerca de Betania y, levantando las manos, los bendijo. Y mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos se postraron ante él. Después volvieron llenos de gozo a Jerusalén, y continuamente estaban en el Templo alabando a Dio
Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria
Y mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo.
Queridos hijos, esos momentos de las despedida, como todas las despedidas tienen algo de tristeza. Esa tristeza era de los discípulos, pero también era mía. Durante esos casi tres años de convivencias, aprendimos a conocernos, a querernos profundamente y les transmití lo más sustancial del mensaje para que Uds. sean felices y lleguen un día a estar a mi lado para siempre. Pero les dejé mi presencia eucarística, en que pueden conversar conmigo, adorarme, y sentir en la conversación íntima que Yo estoy con Uds. Junto a la Eucaristía está mi presencia en los hermanos y en los que sufren. Me fui, pero me he quedado.
La partida del Señor es una partida a medias porque se queda con nosotros, Y suelo caer en la tentación, como muchos predicadores, que la única presencia de Jesús es la Eucarística, como si las palabras de Jesus sobre su presencia en los hermanos y en los que sufren no tuvieran la fuerza de las palabras pos las cuales está en la Eucaristía. Todas son presencias del Señor, porque no quiso dejarnos solos. Pero debo tomas en serio su presencia muchas veces olvidadas en los hermanos y en los necesitados.
Querido Señor Jesús te adoro y me inclino ante Ti. Cunado partiste al cielo, lo hiciste bendiciendo a tus discípulos. Cada uno de nosotros a lo largo del tiempo, al igual que tus discípulos, es bendecido por Ti mi Señor resucitado. Tu amor tan sencillo e infinitamente hondo, no te permite tenernos lejos. Tú estás cerca siempre , y por eso en el silencio de la oración te adoro, te doy gracias y te pido de todo corazón, que me ayudes a ser un discípulo que se encuentra contigo en todas las formas que Tu quisiste estar con nosotros. Bendito seas por siempre Señor.
AMÉN