Evangelio domingo 26 de mayo
Domingo 26 de mayo de 2024 | Juan Francisco Bravo26 de mayo de 2024
Evangelio según San Mateo 28, 16-20
Fiesta de la Santísima Trinidad
En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les habla indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo».
Meditación de Francisco Bravo Collado
"Id y haced discípulos"
Mis discípulos se transformaron en apóstoles cuando escucharon mi envío. Habían estado conmigo, habíamos comido y compartido juntos, vieron mis milagros y signos, y me vieron morir humillantemente. Pero lo que les hizo mis apóstoles es que proclamaron mi Evangelio. No eran hombres muy especiales, y tampoco eran hombres particularmente buenos. Eran personas comunes, como tú; y cuando me siguieron emprendieron un camino nuevo en sus vidas. ¿Y tú, qué haces para que tus hermanos me conozcan?"
Señor, me cuesta ser misionero. Me resulta mucho más cómodo participar en las actividades de los tuyos, ayudar en ellas, ser un agente activo... pero eso (participar) es muy distinto de ser tu apóstol. Sobre todo en mi trabajo, donde lo importante son los resultados. Puede que muchos sepan que te sigo, que algunos intuyan que eres importante para mí a través de alguna actitud... pero realmente no me atrevo a hablar de Ti. No me atrevo a invitar gente a conocerte de verdad; en el Evangelio, en la vida diaria... mostrar que eres el único centro cierto, que toda esta vida se trata de conocerte de forma personal. Veo que dejo que los demás pasen de largo con sus creencias, tratando de ser tolerante –lo que es muy bueno- pero terminando en que soy indolente.
Qué duro es ver la verdad, Señor. Tantos católicos que te dedicamos tanto tiempo, que tenemos una relación personal y cercana contigo, pero que no somos capaces de invitar a nuestros hermanos a conocerte. Perdón por ser tan tibios. Quítanos nuestras inseguridades, y déjanos ver la importancia real de quienes están a nuestro lado: no solo en su dignidad, sino que también hacernos responsables de su destino, de que te conozcan. Te pido que me enseñes a ser tu apóstol en el día a día. Que las personas que estén conmigo se acerquen a Ti. Que yo no tema mi propia inconsecuencia para mostrar cómo nos quieres, y cuánto nos necesitas.
AMÉN