Evangelio domingo 25 de septiembre
Domingo 25 de septiembre de 2022 | Juan Enrique Coeymans25 DE SEPTIEMBRE DEL 2022
Evangelio según San Lucas capítulo 16, 19 -31
Vigésimo Sexto Domingo del Tiempo Ordinario
Día de la Oración por Chile
Jesús dijo a los fariseos: "Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas. El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado. En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Entonces exclamó: 'Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan'. 'Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí'. El rico contestó: 'Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento'. Abraham respondió: 'Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen'. 'No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán'. Pero Abraham respondió: 'Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán'".
Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria
Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo.
Pareciera que el Señor Jesús nos dice hijos queridos mis palabas tienen dos dimensiones: la existencia del infierno para los que no aman y son egoístas ignorando a los que sufren pobreza y miseria, como lo he recordado cuando describo lo que sucederé en el Juicio Final. Por otro lado, está el abismo que significa que no es un lugar de pasada, sino que tiene una dificultad imposible de remontar. Por eso hijos míos, el tiempo para optar por el amor, es el tiempo aquí en la tierra.
Desde niño pequeño viví con un susto increíble al infierno, por una visión castigadora de Dios, como si Él lo único que quisiera fuera condenarnos. Los años en Schoenstatt me hicieron cambiar la imagen de Dios, que es Padre en todo el sentido profundo de la palabra Padre, en que la iniciativa la toma el Señor porque El quiere que nosotros estemos en su cercanía. Esta nueva conciencia no significa que yo sea un impecable, sino que como todos los redimidos, lo somos porque Jesús derramó su sangre por mí, para que yo estuviera en su cercanía.
Señor Jesús, Redentor mío, te adoro y agradezco lo que hiciste por mi, pobre pecador, y tengo una inmensa gratitud por tu amor de misericordia. Dame la gracia Señor de acogerme a tus promesas y a tu clemencia. Te pido de todo corazón, no olvidar nunca tus palabras limpiadoras y salvadoras: "Hoy en la tarde estarás conmigo en el Paraíso" que le dijiste al Buen Ladrón antes de morir, porque simplemente te dijo que quería estar contigo. Yo también te digo que quiero estar contigo. Bendito seas Señor por los siglos de los siglos.
AMÉN