Evangelio domingo 19 de marzo

Domingo 19 de marzo de 2023 | Juan Francisco Bravo

19 DE MARZO DEL 2023

Evangelio según San Juan capítulo 9, 1. 6 – 9. 13 – 17. 34 - 38- 41

Domingo Cuarto de Cuaresma

En aquel tiempo, al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Escupió en tierra, hizo barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego y le dijo: "Ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa Enviado)". Él fue, se lavó, y volvió con vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban: "¿No es ése el que se sentaba a pedir?" Unos decían: "El mismo." Otros decían: "No es él, pero se le parece." Él respondía: "Soy yo." Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los ojos. También los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. Él les contestó: "Me puso barro en los ojos, me lavé, y veo." Algunos de los fariseos comentaban: "Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado." Otros replicaban: ¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos?" Y estaban divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: "Y tú, ¿qué dices del que te ha abierto los ojos?" Él contestó: "Que es un profeta." Le replicaron: "No eres más que pecado desde tu nacimiento, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros?" Y lo expulsaron. Oyó Jesús que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: "¿Crees tú en el Hijo del hombre?" Él contestó: "¿Y quién es, Señor, para que crea en él?" Jesús les dijo: "Lo estás viendo: el que te está hablando, ése es." Él dijo: "Creo, señor." Y se postró ante él.

Meditación de Juan Francisco Bravo Collado

Él fue, se lavó y volvió con vista.

Es como si Jesús me dijera: "Estás igual que el ciego: sin ver. Estás pidiendo visión. Ven conmigo. Yo te voy a curar. Llenaré tus ojos de barro para que puedas lavarte y, así, puedas ver. Aunque esa capacidad de ver te signifique que seas expulsado por los fariseos. Deja que te sane para que cuando veas puedas reconocerme. Para que la gran visión que tengas no sea solo aquello que ven tus ojos físicos, sino que sea reconocerme como el Hijo del Hombre, ese que has esperado tanto. Y podrás postrarte ante mí diciendo: "creo, Señor"".

Al meditar este texto me identifico con el ciego. Muero de ganas de ver. Jesús me cubre los ojos de barro: la tierra del barro me invita a que mis visiones estén ancladas en lo concreto. Luego, Jesús pide que vaya a la piscina de Siloé, el 'enviado'. Ángel significa enviado y el mensaje de los ángeles es "no tengas miedo". Por lo tanto me invita a no tener miedo. Al lavarme los ojos en el agua, que es lo primigenio, nuestro origen caótico, me llama a no tener miedo a lo que pueda pasar. Y así puedo reconocer a Jesús como el Hijo del Hombre. ¡Me siento lleno de entusiasmo y de ganas de recorrer este camino!

Respondo: "Jesús, estoy ciego. Ayúdame a mí también, al igual que al ciego del texto. Toma tu saliva, mézclala con tierra para hacer barro, tal como tu Padre hizo barro para formar el hombre. Y cúbreme los ojos con barro. Muéstrame el camino al pozo de Siloé, para que pueda lavar mis ojos y ver. Déjame reconocerte como mi Señor. Déjame reconocerte como mi benefactor, el que me permite ver realmente. Dame una visión, Señor. Muéstrame tu Rostro.

AMÉN

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