Evangelio domingo 18 de febrero

Domingo 18 de febrero de 2024 | Juan Francisco Bravo

18 de febrero del 2024

Evangelio según San Marcos 1,12-15.

Primer domingo de Cuaresma

En seguida el Espíritu lo llevó al desierto, donde estuvo cuarenta días y fue tentado por Satanás. Vivía entre las fieras, y los ángeles lo servían. Después que Juan fue arrestado, Jesús se dirigió a Galilea. Allí proclamaba la Buena Noticia de Dios, diciendo: "El tiempo se ha cumplido: el Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia".

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

"Conviértanse y crean en la Buena Noticia".

Jesús pareciera decirnos: Con la predicación del Bautista, y el inicio de mi predicación, comienza el anuncio del Reino. Y hay dos maneras de acercarse a este tiempo: una, que el Reino es un Reino de poder físico, político, de poder humano. La segunda forma, es que es un Reino espiritual, es la mirada nueva ante los hermanos, la conciencia de que se construirá con ojos de misericordia, y por eso no se entenderá las verdaderas dimensiones del Reino, no se comprenderá que Yo soy el profeta, pero más aún, Yo soy hombre y Dios, completamente hombre y completamente hijo del Padre porque soy Dios. No pierdan de vista nunca el misterio de mi encarnación.

El misterio más grande de la encarnación de Jesús es que es hombre y Dios. Por proclamarse hijo de Dios fue crucificado y murió en el dolor increíble de la Cruz. Y en nuestra vida de creyentes, le hacemos el quite a la Cruz, viviendo un cristianismo dulzón, agradable, pero que no nos recuerde el dolor. Pero si no tomo en serio ver a Jesús crucificado, tendré una relación ligera con el Señor; empobrecida, que no me llevará a una comprensión del misterio de Jesús encarnado. Cada año en Cuaresma soy invitado a renovar lo más profundo de la fe, que es el misterio de Jesús que se hizo hombre, no que se disfrazó de hombre, sino que asumió toda la carne humana desde su nacimiento.

Señor Jesús me inclino delante de Ti, Dios y hombre, y te pido la gracia de crecer cada día en amor a Ti, mi Salvador. No permitas que viva superficialmente, ignorando lo que debiera ser permanente memoria del amor que Tú me tienes. Dame fuerza para rechazar las tentaciones de vivir ignorando lo que Tú Señor has hecho por mí y por todos. Te pido perdón por las veces en que he sido superficial, en que he caído con mi debilidad, quítame la soberbia de creer que con mis propias fuerzas saldré adelante. Contigo a mi lado venceré mi miseria y podré vivir una fe madura y adulta. Señor, bendito seas por tu bondad y misericordias ahora y siempre.

AMÉN

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