Evangelio domingo 14 de agosto

Domingo 14 de agosto de 2022 | Juan Enrique Coeymans

14 DE AGOSTO DEL 2022

Evangelio según San Lucas capítulo 12, 49 - 53

Vigésimo Domingo del Tiempo Ordinario

Jesús dijo a sus discípulos: "Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! Tengo que recibir un bautismo, ¡y qué angustia siento hasta que esto se cumpla plenamente! ¿Piensan ustedes que he venido a traer la paz a la tierra? No, les digo que he venido a traer la división. De ahora en adelante, cinco miembros de una familia estarán divididos, tres contra dos y dos contra tres: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra".

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

Jesús dijo a sus discípulos: "Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo!

Pareciera que el Señor nos dice: Mis palabras son fuertes y duras, pero no hay que entenderlas en un contexto de destrucción, de dureza y de odio. Se trata de otra cosa: el fuego del cual hablo es el fuego del amor, porque en el Juicio Final solo serán juzgados por el amor. Lo que los detenga para entregarse al amor a los demás hay que desecharlo, porque al aceptar lo que impide su entrega están apagando el fuego del amor. A veces en sus vidas se encontrarán con personas y situaciones que apagan el amor. Ahí hay que ser serios: lo primero es el Reino.

Uno tiende a veces a entender el evangelio de una manera belicosa: Cuadro hablamos del fuego, inmediatamente llevamos la imaginación a un fuego que quema y destruye. El fuego de Jesús es un fuego que libera, porque es el fuego del amor: no podremos nunca entender la hondura del mensaje del Señor, sino lo ponemos en el contexto de todo lo que El enseñó en su vida terrena, y que es la primacía del amor a Dios y a los hermanos en todo lo que hagamos.

Señor Jesús, te pido la gracia de no olvidar nunca el amor que nos tienes y el llamado a poner el amor en todo lo que hagamos, pensemos y entreguemos. Mi Señor y Redentor, ayúdame a ser humilde, que no me crea poderoso ni con muchas fuerzas para vencer las tentaciones, porque eres Tú quien nos da la fuerza en el momento oportuno. Jesús, te alabo y agradezco tu fidelidad, y haz que mi vida se afirme solo en Ti, y no en la inútil pretensión de creerme edo superar todas las dificultades en mi vida.

AMÉN

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