Evangelio domingo 12 de mayo

Sábado 11 de mayo de 2024 | Juan Francisco Bravo

12 de mayo de 2024

Evangelio según San Marcos 16, 15-20

Domingo de la séptima semana de Pascua

Fiesta de la Ascensión del Señor

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación. El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado. A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos». Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios. Ellos se fueron a predicar el Evangelio por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Meditación de Francisco Bravo Collado

"Proclamad el Evangelio a toda la creación".

Mis discípulos se transformaron en apóstoles cuando escucharon mi envío. Habían estado conmigo, habíamos comido y compartido juntos, vieron mis milagros y signos, y me vieron morir humillantemente. Pero lo que los hizo mis apóstoles, es que proclamaron mi Evangelio. No eran hombres muy especiales, y tampoco eran hombres particularmente buenos. Eran personas comunes, como tú; y cuando me siguieron emprendieron un camino nuevo en sus vidas. ¿Y tú, qué haces para que tus hermanos me conozcan?"

Señor, me cuesta ser misionero. Me resulta mucho más cómodo participar en las actividades de los tuyos. Puede que muchos sepan que te sigo, que algunos intuyan que eres importante para mí a través de alguna actitud... pero en realidad no me atrevo a hablar de Ti. No me atrevo a invitar gente a conocerte de verdad, en el Evangelio, en la vida diaria... mostrar que eres el único centro cierto, que toda esta vida se trata de conocerte de forma personal. Veo que dejo que los demás pasen de largo con sus creencias, tratando de ser tolerante –lo que es muy bueno- pero terminando en que soy indolente.

Qué duro es ver la verdad, Señor. Tantos católicos que te dedicamos tanto tiempo, que tenemos una relación personal y cercana contigo, pero que no somos capaces de invitar a nuestros hermanos a conocerte. Perdón por ser tan tibios. Quítanos nuestras inseguridades, y déjanos ver la importancia real de quienes están a nuestro lado: no solo en su dignidad, sino que también hacernos responsables de su destino, de que te conozcan. Te pido que me enseñes a ser tu apóstol en el día a día. Que las personas que estén conmigo se acerquen a Ti. Que yo no tema mi propia inconsecuencia para mostrar cómo nos quieres, y cuánto nos necesitas.

AMÉN

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