Evangelio domingo 1 de mayo

Sábado 30 de abril de 2022 | Juan Enrique Coeymans

1° DE MAYO DEL 2022

Evangelio según San Juan capítulo 21, 1 - 19

Domingo Tercero de Pascua

Jesús se apareció otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Sucedió así:
estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Nataniel, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: "Voy a pescar". Ellos le respondieron: "Vamos también nosotros". Salieron y subieron a la barca. Pero esa noche no pescaron nada. Al amanecer, Jesús estaba en la orilla, aunque los discípulos no sabían que era él. Jesús les dijo: "Muchachos, ¿tienen algo para comer?". Ellos respondieron: "No".
El les dijo: "Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán". Ellos la tiraron y se llenó tanto de peces que no podían arrastrarla. El discípulo al que Jesús amaba dijo a Pedro: "¡Es el Señor!". Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó la túnica, que era lo único que llevaba puesto, y se tiró al agua. Los otros discípulos fueron en la barca, arrastrando la red con los peces, porque estaban sólo a unos cien metros de la orilla. Al bajar a tierra vieron que había fuego preparado, un pescado sobre las brasas y pan. Jesús les dijo: "Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar". Simón Pedro subió a la barca y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: eran ciento cincuenta y tres y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió. Jesús les dijo: "Vengan a comer". Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: "¿Quién eres", porque sabían que era el Señor? Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio, e hizo lo mismo con el pescado. Esta fue la tercera vez que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos. Después de comer, Jesús dijo a Simón Pedro: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?". Él le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis corderos". Le volvió a decir por segunda vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me amas?". El le respondió: "Sí, Señor, sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas". Le preguntó por tercera vez: "Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?". Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería, y le dijo: "Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas. Te aseguro que cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras". De esta manera, indicaba con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: "Sígueme".

Meditación de Juan Enrique Coeymans Avaria

Él le respondió: "Sí, Señor, tú sabes que te quiero".

Jesús pareciera decirnos en esta escena: el criterio para elegir a mis discípulos, y para señalar a quienes tendrían una primacía entre ellos cuando yo no estuviera físicamente, es el amor. Como por lo demás es el criterio de la salvación en el Juicio Final para todos los hombres: les diré que vengan a mi derecha los que amaron sirviendo a sus hermanos. Será el único criterio, porque el servicio a los que necesitan ayuda, compañía, enfermedad, soledad, hambre es el criterio del amor en mi Reino. No lo olviden, sólo el amor es lo que importa y el deseo de mi compañía.

Siempre me ha emocionado esa triple pregunta del Señor, en que Pedro humildemente contesta y el Señor lo hace Pastor de las ovejas, para sanar la triple negación que hizo Pedro del mismo Señor. También en mi vida el Señor a través de circunstancias, me ha hecho no una triple pregunta sino una múltiple pregunta en que debo afirmar mi fe en su divinidad y su infinito amor por cada uno de nosotros, porque cada vez que he pecado tristemente lo he negado.

Querido Señor: te pido perdón por todas las innumerables ocasiones en que te he negado al igual que Pedro, pero mucho más que Pedro. En que me he fijado en mis deseos, y no en el querer del Padre: en que me he centrado egoístamente en mí mismo y no en el recuerdo permanente de la misericordia y el amor de Dios Uno y Tino en mi vida. Jesús, ten misericordia de mí, porque junto a las veces que te he negado, hay otras ocasiones en que por pura misericordia Tuya he dado testimonio de Ti. Bendito seas siempre Señor por los siglos de los siglos, y que María tu Madre me sostenga en la tentación.

AMÉN

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