El P. Kentenich y los Congregantes sellaron en el Santuario una alianza de amor con María
El 18 de octubre de l914. En aquella ocasión pronunció el Padre Kentenich una memorable plática que, más tarde, pasó a considerarse como la "Primera Acta de Fundación". En ella se expresaban los términos fundamentales de esta Alianza de Amor.
P. Rafael Fernández
El 18 de octubre de l914. En aquella ocasión pronunció el Padre Kentenich una memorable plática que, más tarde, pasó a considerarse como la "Primera Acta de Fundación". En ella se expresaban los términos fundamentales de esta Alianza de Amor.
Transcribimos algunos pasajes centrales de esta Acta de Fundación:
– "Programa: aceleración del desarrollo de nuestra propia santificación y, de esta manera, transformación de nuestra capillita en un lugar de peregrinación". (Así titula el P. Kentenich la plática del 18 de octubre de l914)."
– "Mi exigencia se refiere a algo incomparablemente superior: cada uno de nosotros ha de alcanzar el mayor grado posible de perfección y santidad, según su estado. No simplemente lo grande ni lo más grande, sino precisamente lo más excelso ha de ser el objeto de nuestros esfuerzos intensificados."
– "San Pedro, después de haber contemplado la gloria de Dios en el Tabor, exclamó arrobado: '¡Qué bien estamos aquí! ¡Hagamos aquí tres tiendas!". Una y otra vez vienen a mi mente estas palabras y me he preguntado ya muy a menudo: ¿Acaso no sería posible que la capillita de nuestra congregación llegara a ser nuestro Tabor, donde se manifieste la gloria de María? Sin duda alguna, no podríamos realizar una acción apostólica más grande, ni dejar a nuestros sucesores una herencia más preciosa que inducir a nuestra Señora y Soberana a que erija aquí su trono de manera especial, que reparta sus tesoros y obre milagros de gracia. Ustedes sospecharán lo que pretendo: quisiera convertir este lugar en un lugar de peregrinación, en un lugar de gracia para nuestra casa y toda la provincia alemana y quizás más allá. Todos los que acudan acá a orar deben experimentar la gloria de María y confesar: ¡Qué bien estamos aquí! ¡Establezcamos aquí nuestra tienda! ¡Este es nuestro rincón predilecto!."
"Un pensamiento audaz, casi demasiado audaz para el público, pero no demasiado audaz para ustedes. ¡Cuántas veces en la historia del mundo ha sido lo pequeño, lo insignificante, el origen de lo grande, de lo más grande! ¿Por qué no podría suceder también lo mismo con nosotros?"
"Quien conoce el pasado de nuestra Congregación no tendrá dificultades en creer que la Divina Providencia tiene designios especiales respecto a ella."
– "Así también esa capillita de nuestra Congregación será para nosotros cuna de santidad. Y esta santidad hará suave violencia a nuestra Madre Celestial y la hará descender hasta nosotros."
– "Se me figura que nuestra Señora, en estos momentos, en la antigua capillita de San Miguel, nos dirige estas palabras por boca del santo arcángel:
'No se preocupen por la realización de su deseo. Ego diligentes me diligo, amo a los que me aman. Pruébenme primero por hechos que me aman realmente y que toman en serio su propósito. Ahora tienen para ello la mejor oportunidad. Y no crean que es algo extraordinario si ustedes suben al máximo, más allá de las generaciones pasadas, las exigencias que se ponen a sí mismos dado el tiempo tan serio y tan grande como es el que vivimos actualmente."
"Según el plan de la Divina Providencia debe ser la guerra mundial, con sus poderosos impulsos, un medio extraordinariamente provechoso para ustedes, en la obra de su propia santificación. Es esta santificación la que exijo de ustedes. Ella es la coraza que tienen que ponerse, la espada con la que deben luchar para la consecución de sus deseos. Tráiganme con frecuencia contribuciones al Capital de Gracias. Adquieran por medio del fiel y fidelísimo cumplimiento del deber y por la intensa vida de oración, muchos méritos y pónganlos a mi disposición. Entonces, con gusto me estableceré en medio de ustedes y distribuiré abundantes dones y gracias. Entonces atraeré desde aquí los corazones jóvenes hacia mí y los educaré como instrumentos aptos en mi mano."