MICROMUNDO- Jesús Ginés O.

| Jesús Ginés Ortega Jesús Ginés Ortega

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Mi amigo tiene una extraña costumbre. Mientras caminamos despaciosamente por el humedal del parque Tricao, recién abierto a  exploradores y curiosos, toma fotos a centímetros de los viejos troncos o al agua de una laguna de cristal. Me muestra el resultado y sonríe con gesto de admiración y contento. Aparece un mundo mágico en la pequeña pantalla de la cámara. Texturas que a simple vista pasan desapercibidas.  Verdaderos mundos nuevos que parecen caras de animales extraños, espejos retorcidos y olas diminutas que se expanden en una bella composición surrealista. Las va traspasando de color a blanco y negro contrastado. El efecto es aún más impactante y atractivo a los ojos.

Mi amigo está preparando un nuevo libro de imágenes. Quiere mostrar lo que no se ve, de la naturaleza, de la creación que cada día nos sorprende por su infinita belleza. Esta nueva visión de lo real minúsculo produce en el alma una espontánea admiración y sosiego. En la contemplación de sus fotos encuentro el sentido fantástico de la creación de Dios.

Mi amigo está perdiendo la vista y se esfuerza por descubrir el mundo más hermoso para los ojos, el que está en las cortezas minúsculas de los troncos yertos o de las aguas vivas. Mi amigo es hombre viejo, como yo, pero más profundo y acucioso. Mi amigo es escritor, maestro del espíritu. ministro de la iglesia, descubridor de bellezas ocultas, del mundo pequeño que pregona al igual que las estrellas, la inmensa grandeza de Dios. Mi amigo se llama Rafael, que significa medicina de Dios. No me extraña que haga honor a su nombre. En las aguas limpias y en los troncos secos. Rafael me envía un mensaje que no se ve, pero que está ahí y que me llena de fe y de profunda alegría. 

Gracias. viejo amigo. Espero tu nuevo libro para ciegos temporales, como yo.

JESÚS GINÉS ORTEGA

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