¿Es la religión una fuerza que hace el bien en la humanidad? (Parte III)

Como dijimos en la última parte de la anterior columna, si el resultado del debate fue que el 68% de la gente cree que la religión es algo negativo para la humanidad, hay algo que está definitivamente fallando en todo lo que representa pertenecer y seguir los preceptos de una religión, cualquiera que sea ésta. Vale destacar que hace poco más de un mes salieron los resultados de una encuesta en Chile respecto a este mismo tema y los porcentajes fueron muy similares: si bien más del 90% de los chilenos cree en Dios, el 60% considera que la religión no es necesaria para encontrar el camino que nos guíe en nuestra moral y conducta. ...

| Mario Requena Mario Requena

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Como dijimos en la última parte de la anterior columna, si el resultado del debate fue que el 68% de la gente cree que la religión es algo negativo para la humanidad, hay algo que está definitivamente fallando en todo lo que representa pertenecer y seguir los preceptos de una religión, cualquiera que sea ésta. Vale destacar que hace poco más de un mes salieron los resultados de una encuesta en Chile respecto a este mismo tema y los porcentajes fueron muy similares: si bien más del 90% de los chilenos cree en Dios, el 60% considera que la religión no es necesaria para encontrar el camino que nos guíe en nuestra moral y conducta. ...

Continuando específicamente con el debate entre Hitchens y Blair, una de las últimas preguntas que hubo fue respecto a cuál era el argumento que cada uno encontró más difícil de refutar. Blair respondió que era aquél donde se podía demostrar que mucho del daño que se hace en nombre de la religión está basado en las Escrituras, específicamente en el Antiguo Testamento (AT). Por esa razón, considera que el Mensaje de Cristo es el que se debe tomar en cuenta y que el AT es una fuente necesaria pero más que todo una referencia al camino que Dios concibió para, respetando la libertad humana, facilitar la venida de su Hijo. Muchas de las afirmaciones del AT de ninguna manera se las debiera tomar como una fuente literal y única de lo que quiere Dios con el ser humano.

Por su parte, Hitchens dijo que era aquel referente a que, si las religiones desaparecieran, la conducta del hombre respecto a su prójimo no mejoraría. Sin embargo, considera que si realmente desaparecieran, el hombre enfrentaría con más libertad y con maravilloso asombro a la inmensidad del Universo y estaría más dispuesto a resolver mediante la ciencia los misterios que encierra dicho Universo. En otras palabras, su mente creadora quedaría liberada de las ataduras e ignorancia que la religión lo obliga a mantener.

Conclusiones

Encuentro varias conclusiones que, en este mundo postmoderno, cuestionan tanto el actuar de los laicos como de la Iglesia, pero que a su vez nos indican los caminos a seguir.

1. Creo que la Iglesia necesita una renovación muy profunda, ya que su antigua forma de evangelización está agotada. Es necesario que la Iglesia se replantee y entregue un mensaje renovado en lo que se refiere al alcance y significado de su misión en un mundo donde problemas como el consumismo, la sobrepoblación, la masificación, el cortoplacismo y la satisfacción desenfrenada de los instintos merecen respuestas que entreguen una solución "orgánica". Como ejemplo, hay para mí dos temas que la Iglesia debe enfrentar seriamente y que han hecho que muchos católicos se alejen de ella: la prohibición del control de la natalidad con métodos no abortivos y el divorcio.

El primero ya ni siquiera es defendido con entereza por la población católica porque casi nadie lo cumple y el segundo tiene un fuerte "agujero" producido por la propia Iglesia cuando decreta que miles de matrimonios religiosos nunca existieron (aunque la pareja haya estado junta por años e incluso tengan hijos) y, por lo tant,o permite que se separen y cada uno por su parte se case de nuevo por la Iglesia bajo el argumento que nunca se cumplieron las condiciones que exige el Sacramento. En estos temas y en varios otros, el mensaje de la Iglesia debe ser renovado y en su delineación deben participar los laicos.

Esto no quiere decir, de ninguna manera, que los laicos debiéramos imponer la democracia en la organización de la Iglesia y hacer que todo se resuelva por mayoría porque los valores, la moral y el respeto a la dignidad humana no son algo que se pueda transar mediante mayorías y minorías; más bien, creo que los sacerdotes y monjas son el último bastión al que le toca defender la integridad del mensaje de Cristo. De ahí que es tan doloroso ver cómo ese bastión ha quedado dañado con los problemas de pedofilia y otros que van de frente contra el mensaje de Cristo, y lo que es peor, que haya tomado más de 20 años para recién escuchar un mensaje claro de rechazo y castigo a los delincuentes que cometieron tamaño pecado.

2. El amor y el respeto a la libertad humana son los dos fundamentos que debieran regir las bases de esta remodelación del nuevo mensaje evangelizador de la Iglesia. El AT debiera ser sólo un señalizador que anuncia la llegada de Cristo y no la sacralización de la historia de los judíos.

3. Laicos y sacerdotes, en particular nosotros los católicos, debemos mostrar con nuestra conducta que el mensaje de Dios es un camino efectivo de realización humana plena y, por lo tanto, de felicidad. Ahora más que nunca debemos mostrar con el ejemplo de vida, que la plenitud humana es posible siguiendo el camino señalado por Cristo.

A laicos y sacerdotes nos toca demostrar que la Fe y la razón no son formas excluyentes de conocer la verdad, sino todo lo contrario: ambas pueden colaborar para llegar a esta meta que es la realización humana como camino y preparación a la realización divina. No puede haber inconsistencias entre ambas. La Fe debe ser una actitud de confiada certidumbre y demostrar que esa condición no es sinónimo de ignorancia (como lo afirma Hitchens) sino más bien una actitud tomada y aceptada a pesar de que no hay evidencias sino a pesar de las consecuencias. San Pablo define a la fe como la "sustancia –o realización- de las cosas que se esperan; la demostración de las cosas que no se ven". En otras palabras, actualmente tanto laicos como sacerdotes tenemos que entender que la mejor forma de demostrar que el camino de realización humana es teniendo Fe, y esto sólo lo lograremos predicando con el ejemplo y para ello es necesario que el nuevo mensaje evangelizador de la Iglesia esté a tono con las respuestas a los problemas de hoy en día. Así se acabará la más común de las afirmaciones que uno escucha: "Soy católico a mi manera"

4. En este mundo globalizado, argumentar que una religión determinada es el único camino efectivo para llegar al cielo es algo que deberá ser conciliado con el hecho que lo mismo afirman las otras religiones, llevando entonces a los teólogos a discusiones interminables sobre cuál religión es superior a otra. Si está claro para todos que la deidad hindú, la cristiana, la musulmana o la judía representan al mismo Dios, la tarea de los teólogos debiera ser mirar más allá de los límites de una determinada religión y buscar los valores y preceptos que ayudarán al hombre a encontrar el camino a la plenitud en el entorno de sus propia cultura y bajo el precepto de amar al prójimo como a uno mismo. En términos de Fe, la verdad es aquella sobre la que se da testimonio durante la vida y se sella imperecederamente dando la vida por ella, con el fin de que otros puedan seguir con certidumbre y alegría el mismo camino. En Cristo jamás hubo desilusión, frustración o sentido de futilidad, sino calma y paz, incluso al momento de morir.

5. El escepticismo de Hitchens tiene su fuente en Descartes, que proponía que hay que dudar de todo con el fin que la razón encontrara las imposturas y falsedades. Descartes, sin embargo, aplicando al extremo su propio método, tuvo que llegar a una certidumbre que es que no podía dudar de su propia existencia, de ahí su famosa frase: "Pienso, luego existo". A nosotros los creyentes no toca decir: "Creo, por eso amo".

Ya para terminar, a mi modo de entender a Blair le faltaron argumentos enraizados en el amor y el perdón para presentarlos a Hitchens y así debilitar su posición. En particular, uno muy importante: la Iglesia ha pedido perdón por sus culpas y, entre ellas, el trato que se le dio a la mujer. En ese sentido, creo firmemente y con mayor razón que la pedagogía de Schoenstatt y su completa convicción en la actuación de María como corredentora, son elementos suficientes para demostrar que la religión católica corrige sus errores y además destaca al hombre y a la mujer como una obra de Dios y, respetando nuestra libertad, nos muestra que se llega a Él mediante el propio hombre, y de manera particular y predilecta, mediante una mujer: su Madre.

El Padre Kentenich habla de la "Iglesia de las Nuevas Playas" para decir que nuestra Iglesia necesita una profunda renovación y transformación y nos toca a nosotros, laicos y sacerdotes, realizarla, iluminados por el Espíritu Santo y conducidos por la Mater.

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